lunes, 7 de noviembre de 2011

Mañana gris con grullas






No pensaba dar un paseo esta mañana tan gris y lluviosa pero he escuchado a las grullas que sobrevolaban la bahía y me he animado a mojarme un poco.

En los últimos años el paso de estas aves sobre el bajo Bidasoa ha estado acompañado por una niebla que todo lo cubre y lo envuelve en un silencio que sólo rompen sus gritos, tal vez enojadas por la inclemencia, tal vez desorientadas.

No se deciden a tocar tierra y tomarse un descanso de su esforzado vuelo. Las parcas zonas de descanso están ocupadas por colonias de gaviotas y cormoranes. Las grullas aparecen y desaparecen, dan vueltas y más vueltas en torno a la desembocadura del río como si no encontraran su camino hacia el sur.

Escucho la llegada de un avión pero no lo veo aterrizar y pasa de largo.

La intensa bajamar dejaba al descubierto los fondos arenosos de la marisma lo que aprovecha la población de aves residentes para picotear entre los limos.

A ratos el sirimiri arrecia y yo también busco un refugio. Al menos no hace demasiado frío.