Blog del escritor Juan Luis Seisdedos. --Aquí hay de todo. Si estás interesado deberías dirigirte al Índice. --Por arte de birlibirloque algunas fotos han desaparecido. Habría que preguntarle a Google. Yo lo he intentado, pero no contesta.
lunes, 12 de marzo de 2012
Con Gir en el cuartel
Me recuerdo en la biblioteca del regimiento, el único lugar con calefacción al margen de la oficina. Era un recién llegado y no conocía a nadie, salvo a un soldado médico que se colocaba con Bisolvón. Tras pasar dos meses en el centro de adiestramiento de reclutas mi estado de ánimo no era demasiado alegre. Por las tardes, los días que no bajaba a la ciudad, me refugiaba en la biblioteca. Leía comics. Los comics –y las cartas a mi novia- fueron mi antidepresivo. Fue en aquella biblioteca, más bien rudimentaria, donde conocí al dibujante Jean Giraud, Moebius y su teniente Blueberry. Nuestra común fascinación por este personaje y por su creador fue el desencadenante de mi amistad con Fernando, un artista destinado en la batería vecina.
Las historias del teniente Blueberry eran como una película en la que cada uno de los planos fuera una pequeña obra de arte. Por no hablar de la excelencia moral del teniente, su valor, su coraje y, en adecuado contraste, su cinismo y escepticismo. Ahora, recién fallecido Moebius, me asombra que declarara en una entrevista: "Lo que yo quería era que el lector encontrase en la historieta las sensaciones que le proporcionaba el cine. Es una transposición de lenguaje". Fue así exactamente. Era como ver una película del Oeste con la fascinación de un niño de ocho años.
Fernando se traía de Barcelona otras novedades entre las que se encontraba la revista Metal Hurlant, donde Giraud (Gir) se transformó en Moebius gracias a su serie El garaje hermético. Aquí se mantenía e incluso se intensificaba la fascinación por el dibujo, pero las historias ya no tenían que ver con el Oeste crepuscular sino con una mezcla de mística y ciencia ficción.
Pero no había muchos álbunes disponibles y, cuando los acabé todos, me obligué a bajar a la ciudad y buscar otros antidepresivos.
A Fernando no he vuelto a verlo, lamentablemente, desde un año después de que abandonáramos la vida militar. Todavía hoy leo con placer cualquier historieta de Gir y su teniente.
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Fort Navajo fue mi primer libro- cómic. Yo compraba cada semana el Supermortadelo en el que se publicaban las tiras de Blueberry, la mina del alemán...etc. También las del visir iznogouh y otras. Como dices, cada viñeta una obra de arte.
ResponderEliminarAl hilo encuentro esta cita: "Resulta revelador que la cultura americana haya hecho del cowboy su héroe particular: un trabajador del campo, emigrante victoriano, rústico y sin educación." (Trevanian, "Shibumi")
EliminarQuiero pensar que los cawboys crepusculares no se corresponden con este patrón...