jueves, 14 de junio de 2012

Abstracto hacia ninguna parte


Cada vez que veo una exposición como ésta,  procedente de la colección de Pilar Citolet, dentista de profesión, me pregunto qué tipo de sociedad es capaz de producir un arte tan vanal y sinsentido, amén de aburrido. Obviamente una sociedad totalmente mercantilizada, totalmente amoral, en la que no hay otro valor que el dinero.

El arte abstracto es una huida de la realidad, pero lo grave de esta huida es que, en la mayoría de los casos, no tiene ni destino, ni ideal. Es una huida hacia ninguna parte y para caer en el absurdo, en el esteticismo orquestado por ese sustrato social que vive amancebado en los aledaños del arte.

Con la excusa de abandonar el arte figurativo, al que se califica de burgués o pequeño burgués, la abstracción ha caído en manos de los supermercaderes, de cuatro popes y un montón de oportunistas que, apoyándose en medios de comunicación complacientes e interesados, han servido y sirven cada día el abono para que esta planta tediosa prospere.

Esta no parece una colección de arte. Parece más bien una colección de nombres, de firmas. Apenas falta aquí un nombre famoso en el arte del último siglo. La nómina es impresionante. Sin embargo, apenas hay dos o tres obras que merezcan la pena y el conjunto forma un mosaico que provoca desaliento y bostezos.

Cualquier papelito firmado por un artista de renombre, cualquier esbozo, cualquier mancha, cualquier detritus, pasa a formar parte del mercado donde un buen puñado de coleccionistas de medio pelo los atesoran a precios competitivos. Cuando ya tienen unos cuántos en su poder sólo deben buscar un supuesto crítico, un supuesto comisario que adorne la cosa con un montoncito de palabras, de etiquetas, de eslóganes, de cursiladas y, a continuación, los alquilan a instituciones y entidades –preferiblemente públicas, siempre más ligeras de bolsillo- que se encargarán de financiar bellas ediciones vacuas y de regalarle la mercancía a un público que está a verlas venir y que se come lo que le ponen sin rechistar.

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