martes, 5 de junio de 2012

Comprar es más fácil que devolver

Es más fácil comprar cualquier cosa que devolverla. Al menos en MediaMarkt. Devolver un alimentador universal (que ha resultado ser tan sólo provinciano) que había comprado para el portátil me ha costado media hora de espera. Casi tan lento como ser atendido por el médico de cabecera en Osakidetza.

Para devolver algo en MediaMarkt hay que hacer cola, junto a la entrada, bajo la vigilancia de un segurata. El caso es que había dos cajeras mirándose las uñas y una tercera empleada contemplando el aire, pero la única encargada de las devoluciones no daba abasto. Como de costumbre en este país el trabajo está mal repartido.

Afortunadamente había dos asientos disponibles. Un detalle. Pasado el cuarto de hora me he percatado de la existencia de una pantalla con imágenes, pero no era una televisión, como sería lo suyo para entretener la espera, sino que emitían un spot autopublicitario tras otro.

En fin, por lo menos he podido devolver la cosa sin mayores problemas. A continuación he ido de tiendas para comprarme unas camisetas. Las he conseguido con bastante rapidez. Ya digo, comprar es más fácil que devolver.

Lo que más me gusta de hacer compras es esa sensación de deber cumplido que me proporciona. Y luego pasearme por la ciudad sin tener que mirar los escaparates y decirme, con gran satisfacción: ya tengo camisetas para un año y calzado para otro por lo menos.

Me tomo un café, en un banco al sol, para celebrarlo. Hace un día extraordinario: ni una nube en el cielo y una brisa marítima deliciosa. Las señoras también reviven con este sol. Da gusto verlas pasar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario