martes, 26 de febrero de 2013

El PSOE y la monarquía

     Es curiosa la reacción desairada que ha tenido el PSOE a la petición del secretario general del PS de Cataluña de que el rey Juan Carlos abdique. Ese cerrar filas en torno a la figura del monarca en un partido de tanta tradición republicana como es el PSOE llama mucho la atención.

     Por otra parte, es obvio para cualquier observador medianamente imparcial que el rey de España está quemado y amortizado, que su imagen está muy deteriorada (comisiones, amantes enredadoras, cacerías impresentables, negocios turbios, caso Urdangarín, problemas de salud). ¿A qué viene pues tanto escándalo por parte de los dirigentes del PSOE? Si la monarquía tiene hoy algún sentido parece obvio que al príncipe Felipe de Borbón le ha llegado el momento de tomar el relevo. ¿Qué hay detrás de esta reticencia de los socialistas a la abdicación real?

     Para mí está bastante claro: el Rey encarna el sistema político instaurado por la Transición, un sistema que ha dado claros síntomas de estar más que agotado pero al que se aferran los partidos tradicionales, con el PSOE a la cabeza, para mantener los privilegios de que han gozado hasta la fecha. Al PSOE –y al PP, no nos engañemos-, les interesa mantener este tinglado absoleto por una razón bien simple: les ha ido muy bien durante estos treinta años y se resisten a los cambios como gato panza arriba.

     El rey Juan Carlos es el garante de que todo seguirá igual, con algún retoque para disimular y hacer que se hace algo. Un juego peligroso, tanto para el país, que está harto, como para la propia monarquía.

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