Dice el presidente Rajoy que mantiene su confianza en Ana Mato porque es una excelente ministra y porque
ella lo merece. Hombre, don Mariano, uno comprende que hay que aprender de los que
saben, pero intentar aprender de los predecesores socialistas, es pasarse un
poco de rosca.
Porque si
hay una cosa que los socialistas saben hacer es eso de mantener prietas las
filas. Y otra cosa que también dominan los discípulos de Pablo Iglesias es el
de camelarse al llamado pueblo.
Estas dos
virtudes, que parecen contrapuestas, no lo son tanto, pero requieren un talento
del que, con todos mis respetos, el actual presidente de gobierno carece.
Uno no puede
pasarse la juventud empollando para opositar a registrador de la propiedad y, a
la vez, pretender conocer al pueblo. Los socialistas, que dedicaron sus mejores
años a conspirar contra Franco (o al menos de eso presumen) saben más de lo que
ocurre en la calle.
Por ahí,
Mariano tiene poco que hacer, como se está demostrando en estos meses. Que una
cosa es el ella se lo merece y otra
cosa es la estética. Y con las cosas de la estética no se juega.
La norma del
prietas las filas, como toda norma, tiene sus excepciones y una excepción muy
clara es la excepción estética. Y lo de Ana Mato, se mire por donde se mire, es
un asunto feo, muy feo.
Pero no es
feo porque se lo haya llevado crudo en cantidades industriales, que no parece, sino
porque ir de gorra en los cumpleaños de los niños, en la primera comunión de
los infantes y en los viajes para ligar bronce con mucama incluida es cutre. Y
si hay una cosa que detesta la gente es la cutrez ajena, porque en este
valle de lágrimas todo cristo se cree divino.
Doña Ana
Mato tiene que hacer mutis por el foro porque el pipol ya no puede soportar más tanta cutrez, como sabe
cualquiera que abandone a ratos su despacho y respire el aire contaminado de la
capital.
Don Mariano, de
una vez por todas, al pueblo hay que camelarlo. Lo que le quitas por un lado se
lo tienes que dar por otro, así que, o quitas ya a la señora Mato o, por lo
menos, tienes que dar más fútbol en abierto, más jamonas en la tele y, si hace
falta, pones tanques en las plazas de toros catalanas.
Aunque los
de la derecha no lo creáis, al pueblo hay que darle su ración de estética y,
sobre todo, al pueblo español, que mira mucho estas cosas.
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