martes, 26 de marzo de 2013

"Shame", de Steve McQueen



Brandon es un lobo solitario, un ejecutivo treinteañero que vive en NY, tiene un apartamento y un buen trabajo.

El problema de Brandon no es el sexo, como se pregona en todas partes. El problema de Brandon es su hermana, de la que no se siente responsable y que le cae del cielo perturbando su peculiar vida.

Es cierto que está obsesionado con el sexo, pero él se lo guisa y él se lo come. Cuando puede seducir, seduce; cuando no, paga y, cuando tampoco, se lo hace con un hombre. En este sentido lo tiene bastante claro.

Los críticos hablan y no paran de la adicción al sexo de Brandon, pero es como si hablaran de la adicción de la comida porque la gente tiene la costumbre de comer por lo menos tres veces al día.

Es cierto que cuando se siente frustrado busca sexo, pero otros en situaciones similares buscan comida, o alcohol, o prozac o al cura de guardia y nadie se escandaliza tanto. Así que tenemos a la mayor parte de la crítica hablando sin parar de la adicción al sexo de Brandon y cogiéndosela con papel de fumar, como de costumbre.

Pero Brandon no engaña a nadie. El nunca se compromete, sus relaciones no duran más allá de unos días y él lo asume. Yo diría que hasta le gusta. Su jefe, sin ir más lejos, otro treintañero, tiene familia y se la pega en cuanto puede a su mujer con la primera que se deja.

Ello no es obstáculo para que califique a Brandon como un enfermo del sexo. Así funcionan las cosas en esta sociedad moralista.

Pero todo se va al garete el día en que aparece Sussy, la hermana de Brandon. Ahí a Brandon se le rompen los esquemas. La hermana es otro promiscua, con la diferencia de que no es capaz de arreglarse la vida por si misma e inicia una relación parasitaria con su hermano. Ni siquiera se molesta en limpiar lo que ensucia.

Es complicado ser promiscuo y, a la vez, ser una persona dependiente, tanto en lo afectivo como en lo económico. Ser promiscuo es caro. Al final siempre tienes que pagar.

A mi modo de ver esta Sussy no sale muy bien parada en esta película. Me extraña que nadie haya resaltado lo demoledor que resulta el retrato de Sussy que realiza Steve McQueen, el director. Aunque tampoco se sabe bien cuáles son las intenciones de este hombre. Hay demasiada ambigüedad en esta obra.

Tanto Brandon como Sussy vienen de una ciudad remota, de una familia complicada, según se deduce y, al menos Brando quiere pasar página y olvidarse, pero su hermana no le deja.

Los fantasmas del pasado los desprecia, pero aquí está su hermanita para recordárselos.

La relación fraterna se desquicia cuando Sussy se enrolla con el citado jefe de Brandon. Brandon la quiere poner en la calle y al final pasa lo que pasa.
Menos mal que el final es ambiguo y cada uno se fabrica el suyo. Yo, que aprecio ciertos rasgos heroicos en Brandon, pienso que, superado el trauma, Brandon vuelve a su estilo de vida.

Desde el punto de vista visual, que es el importante cuando se habla de cine, al menos para mí, Shame tiene momentos buenos y otros menos logrados, momentos que te atrapan y otros que aburren, pero el balance no es malo en mi opinión.

Se habla mucho de la excelente interpretación de Michael Fasbender. Aunque no está mal a mí no ha terminado de convencerme.

La gracia de esta película es que se sale un poco de lo convencional, incluso en su factura. He visto esta película en dvd. Probablemente en pantalla más grande se aprecien mejor sus cualidades estéticas.