Brandon es
un lobo solitario, un ejecutivo treinteañero que vive en NY, tiene un
apartamento y un buen trabajo.
El problema
de Brandon no es el sexo, como se pregona en todas partes. El problema de
Brandon es su hermana, de la que no se siente responsable y que le cae del
cielo perturbando su peculiar vida.
Es cierto
que está obsesionado con el sexo, pero él se lo guisa y él se lo come. Cuando
puede seducir, seduce; cuando no, paga y, cuando tampoco, se lo hace con un
hombre. En este sentido lo tiene bastante claro.
Los críticos
hablan y no paran de la adicción al sexo de Brandon, pero es como si hablaran
de la adicción de la comida porque la gente tiene la costumbre de comer por lo
menos tres veces al día.
Es cierto
que cuando se siente frustrado busca sexo, pero otros en situaciones similares
buscan comida, o alcohol, o prozac o al cura de guardia y nadie se escandaliza
tanto. Así que tenemos a la mayor parte de la crítica hablando sin parar de la adicción
al sexo de Brandon y cogiéndosela con papel de fumar, como de costumbre.
Pero Brandon
no engaña a nadie. El nunca se compromete, sus relaciones no duran más allá de
unos días y él lo asume. Yo diría que hasta le gusta. Su jefe, sin ir más
lejos, otro treintañero, tiene familia y se la pega en cuanto puede a su mujer
con la primera que se deja.
Ello no es
obstáculo para que califique a Brandon como un enfermo del sexo. Así funcionan
las cosas en esta sociedad moralista.
Pero todo se
va al garete el día en que aparece Sussy, la hermana de Brandon. Ahí a Brandon
se le rompen los esquemas. La hermana es otro promiscua, con la diferencia de
que no es capaz de arreglarse la vida por si misma e inicia una relación
parasitaria con su hermano. Ni siquiera se molesta en limpiar lo que ensucia.
Es
complicado ser promiscuo y, a la vez, ser una persona dependiente, tanto en lo
afectivo como en lo económico. Ser promiscuo es caro. Al final siempre tienes
que pagar.
A mi modo de
ver esta Sussy no sale muy bien parada en esta película. Me extraña que nadie
haya resaltado lo demoledor que resulta el retrato de Sussy que realiza Steve
McQueen, el director. Aunque tampoco se sabe bien cuáles son las intenciones de
este hombre. Hay demasiada ambigüedad en esta obra.
Tanto
Brandon como Sussy vienen de una ciudad remota, de una familia complicada,
según se deduce y, al menos Brando quiere pasar página y olvidarse, pero su
hermana no le deja.
Los
fantasmas del pasado los desprecia, pero aquí está su hermanita para
recordárselos.
La relación
fraterna se desquicia cuando Sussy se enrolla con el citado jefe de Brandon.
Brandon la quiere poner en la calle y al final pasa lo que pasa.
Menos mal
que el final es ambiguo y cada uno se fabrica el suyo. Yo, que aprecio ciertos
rasgos heroicos en Brandon, pienso que, superado el trauma, Brandon vuelve a su
estilo de vida.
Desde el
punto de vista visual, que es el importante cuando se habla de cine, al menos
para mí, Shame tiene momentos buenos y otros menos logrados, momentos que te
atrapan y otros que aburren, pero el balance no es malo en mi opinión.
Se habla
mucho de la excelente interpretación de Michael Fasbender. Aunque no está mal a
mí no ha terminado de convencerme.
La gracia de
esta película es que se sale un poco de lo convencional, incluso en su factura.
He visto esta película en dvd. Probablemente en pantalla más grande se aprecien
mejor sus cualidades estéticas.
Buena crítica, es importante resaltar estos puntos pocos conocidos, llegar a la profundidad. Es una película fácil de conseguir o ver en cine online que de verdad logra provocarte muchas cosas, desde asco, impaciencia, incomodidad, lujuería, compasión entre otras cosas. Realmente muy buen film!
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