Del año 91
es esta película que acabo de ver en dvd, la segunda del gran director chino
Zhang Yimou, un clásico; clásico en la acepción de maestro, maestro de
estética.
Voy
cumpliendo, gracias a la fonoteca del centro cultural Koldo Mitxelena de San
Sebastián, mi proyecto de visitar el cine de Yimou tras el impacto que me
produjo su penúltimo film, Amor bajo el
espino blanco, que tuve ocasión de ver en una sala de cine.
La linterna roja es otra obra maestra, de las varias que ha firmado
este hombre. La historia que se relata aquí es la de una joven universitaria
que, tras el fallecimiento de su padre, opta por casarse con un hombre rico y
formar parte de su grupo de concubinas.
Contemplamos
las desventuras que esta mujer (Gong Li) sufre una vez que franquea las puertas
de un palacio y se ve obligada a convivir y competir con las otras tres mujeres
que le anteceden y que allí viven. El amo y señor se limita a dejarse querer y
a disfrutar de su colección de féminas con total indiferencia afectiva y con
escasa preocupación por la convivencia entre sus esposas. En la casa hay unas
normas, unas tradiciones y unos castigos –todos ellos de carácter feudal- que
el amo aplica casi sin proponérselo.
Este
argumento, con ser interesante, no es lo mejor de La linterna roja. Lo mejor es la factura de la cinta: la puesta en
escena de una estética con una curiosa mezcla de barroquismo y sobriedad
narrativa.
La obra se
desarrolla íntegramente es el interior de una mansión. Pese a esa limitación
espacial hay un ritmo narrativo llevado con tan buen pulso que en ningún
momento decae el interés.
Esta
escenografía, además, esta arquitectura tradicional, y la forma en que se nos
muestra, ya es una obra de arte en sí misma. Como lo es el vestuario, la
iluminación, la fotografía, la música y todos los aspectos formales que
componen La linterna roja.
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