viernes, 4 de julio de 2014

La voz de Ortega, según Josep Pla


De izquierda a derecha, Antonio Machado, Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala.

El ensayo biográfico de Jordi Gracia sobre Ortega y Gaset, publicado bajo los auspicios de la Fundación Juan March, ha vuelto a poner de actualidad la figura de este escritor y filósofo. Han sido muchas las críticas, artículos, recensiones que han acompañado a esta publicación durante las últimas semanas. Todo apunta a que el trabajo de Gracia se va a convertir en una obra de referencia en los estudios orteguianos.
Yo he leído poco a Ortega. A los dieciséis años su Rebelión de las masas fue lectura obligatoria al final del bachillerato y, desde entonces, se me volvió un autor antipático. Esta laguna –salvo algún que otro artículo suelto- no he conseguido subsanarla. No descarto que pueda conseguirlo. Ortega, sin embargo, ha sido un hombre de gran influencia en la cultura española, en especial en los años previos a la última guerra civil.
Son muchos los escritores que se han referido a este hombre y que nos han dejado su testimonio al respecto. A mí siempre me ha llamado la atención la simpatía, el respeto y el aprecio que ha manifestado Pío Baroja sobre la obra y la personalidad de Ortega. Cualquier lector de Baroja sabe que no era éste un hombre dado a la efusividad en el elogio, sino más bien lo contrario. Es por ello que su opinión resulta tan esclarecedora.
Otro escritor que apreció mucho a Ortega fue Josep Pla. El ampurdanés se atrevió a dejar por escrito su impresión sobre la voz de Ortega. Como yo creo que la voz también es el espejo del alma este testimonio es imprescindible:
“La voz de Ortega es prodigiosa. Es una voz llena, de barítono granado, de una admirable precisión de matices, de una vocalización perfecta, llevada hasta las últimas exigencias de las vocales. Por eso es una voz que parece sólida y al mismo tiempo suave, afrutada, delicada, de superficies que incitan al tacto.”