sábado, 27 de septiembre de 2014

Fan del obispo de Alcalá


Acabo de descubrir a monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares y, desde este momento, me declaro fan suyo. Me encanta la gente –tan escasa hoy- que es capaz de decir lo que piensa así le caiga el mundo encima. Más aún si lo que piensa va en contra de la plaga de lo políticamente correcto y del pensamiento progre.
Jubilado su inefable eminencia el cardenal Rouco Varela –que tanto fatiga le ha dado al progrerío- ya estaba echando uno en falta una cabeza eclesiástica que le tomara el relevo ideológico y lo hiciera, además, sin complejo alguno. Como debe ser.
No es que yo coincida con las ideas de monseñor –me apresuro a aclarar, que hay mucho calumniador por ahí-, pero a partir de ahora leeré fervorosamente todo lo que salga de su pluma y de su boca teológica. Por atrevido. Por corajudo. Por ameno.
Es más. Me atreveré a glosarlo.
Ha dicho el obispo de Alcalá que los partidos políticos mayoritarios son “estructuras de pecado”. Cierto. Cualquier pesimista lo sabe. Las estructuras de pecado lo invaden todo. De hecho el mundo no es sino una gran “estructura de pecado”. Y la Iglesia católica -de la que monseñor Reig Pla es un “alto cargo”, por decirlo con palabras laicas- también. Sí, monseñor, y usted lo sabe, porque adivino que no es usted un hombre dado al papanatismo. El ser humano es una estructura de pecado en sí mismo. No hace falta que mencione el pecado original.
Acusa el prelado al presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, de “deslealtad” y de “insensatez”. Aquí le digo sí, y le digo no. Que Mariano ha cometido una deslealtad con su electorado no cabe duda alguna. Y ojalá sólo hubiera sido desleal en este polémico asunto del aborto. Pero es que Mariano, en contra de sus promesas, ha metido la mano en nuestras carteras. ¡Y para regalarle la pasta, nuestra pasta, a los banqueros! Esto es absolutamente imperdonable.
Pero “insensato” no, monseñor. Insensato hubiera sido hacer lo que maquinaba Gallardón, que iba de progre por la vida y, en realidad, era un carcamal. Pues no les gustaba poco este hombre a los progres cuando estaba en la oposición: que si era el único decente, que si ojalá todos los del PP fueran como él, que era el único con dos dedos de frente, y etcétera. ¡Vaya ojo clínico el de esta gente de progreso!
“Insensato” de ninguna manera. Rajoy, tarde y de pie --¿a quién se le ocurre anunciar el evento en un corrillo, qué modales son esos don Mariano?-- ha permitido que las mujeres puedan seguir decidiendo sobre sus propias vidas. Yo comprendo que usted, monseñor, puede tener alguna dificultad para entender esto último, porque usted sólo conoce a las mujeres por el confesionario y ya le digo que ese tipo de señoras que acuden a susurrarle sus miserias a los curas no son representativas.
Termino con una precisión semántica que no por habitual entre la gente de su lobby (porque ustedes, el clero, también son un lobby, no seamos ingenuos) es correcta: los embriones no son niños. Usted, naturalmente, puede defender las ideas que estime oportunas, pero no puede divulgar falsedades. Repito: los embriones no son niños. Y los cigotos mucho menos.
Confieso, y concluyo, que me ha divertido el epíteto “liberal” destinado al PP. Usar la palabra liberal en sentido peyorativo es algo muy español y que tiene su origen en la carcundia del siglo XIX, de donde, sin duda, lo ha extraído usted. El PP… liberal, lo que tiene que oir uno.
Yo no voy a caer en la tentación de pedir su cabeza, como hacen los que creen que ser homosexual es el colmo de la perfección, y otras gentes que carecen por completo de sentido del humor. Yo le felicito, don Juan Antonio. Le felicito por decir lo que piensa. Ni más ni menos.