Hace cinco años la plana mayor del PP se manifestaba en las calle de Madrid, junto a medio millón de personas --cien mil arriba, cien mil abajo--, para protestar contra el proyecto de ley sobre el aborto que pretendía sacar adelante –y lo sacó- el socialista Zapatero.
Allí estaban --juntos pero no revueltos--, al menos tres ministros del actual gobierno de Rajoy: Ana Mato, Ana Pastor y Jorge Fernández. Se dejó caer también el expresidente Aznar, el exministro Mayor Oreja y –atención- doña María Dolores de Cospedal, flamante secretaria general del PP, que tres días antes del carpetazo declaró ignorarlo todo respecto al futuro de la contra-ley.
Casi todos aprovecharon aquella eufórica ocasión para hacer declaraciones y mostrar su horror por lo que la ministra Aído pretendía llevar a buen puerto. Pero, no todos, que doña Ana Mato es mujer de pocas palabras.
La señora Cospedal declaró incluso que la susodicha ley ni siquiera estaba en el programa electoral de Zapatero, de lo que se deduce que Zapatero cumplió por encima de sus promesas, al menos en algunos asuntos, como éste que ahora nos entretiene.
Cinco años después la tan publicitada y gallardoneada reforma de la Ley Aído ha sido relegada al archivo de los anteproyectos frustrados. Ninguno de los arriba citados, que yo sepa, ha dicho esta boca es mía. Silencio y prietas las filas.
