A LA VISTA de las
protestas de las últimas semanas, en las Baleares, contra el proyecto de su
gobierno de implantar el trilingüismo (castellano, catalán e inglés) en la
enseñanza, he recordado mis dos visitas a las islas Canarias –islas que al igual que
las Baleares viven mayoritariamente del turismo.
Me llamaba entonces
la atención el que los camareros de los grandes hoteles fueran jóvenes
extranjeros que apenas balbuceaban el castellano. El paro entre los jóvenes
canarios es superior al 50% y el de los jóvenes de Baleares, otro tanto.
¿Cómo es posible,
me preguntaba, que unas
islas que viven del turismo extranjero, no eduque a sus jóvenes en el aprendizaje
de idiomas en general y del inglés en particular?
Entonces lo
atribuí a la perenne desidia, a la improvisación, a la negligencia de la
Administración. Ahora, después de contemplar las protestas de padres,
profesores y alumnos contra el trilingüismo en las Baleares ya no estoy tan
seguro de que sólo sea cosa de la
Administración.
IBERISMO TRANSVERSAL. La madre les habla en catalán; el padre, en vasco. Pero, entre
ellos, los niños hablan castellano.
LOS POLÍTICOS DEBERÍAN tener más cuidado con los caramelos
que le ponen a la gente en la boca porque luego, cuando se los quitan, el
personal se cabrea y puede tener reacciones imprevisibles.