martes, 31 de marzo de 2015

La luz en la pintura de E. Hopper


En la pintura de Eduard Hopper la luz tiene un papel místico, tal vez, metafísico. En muchos de sus cuadros la protagonista se encuentra inmersa en un baño de luz, una luz cálida, brillante, acogedora. La figura se limita a dejarse inundar por esa luz y a contemplarla ensimismada como quien contempla algo muy atractivo pero inaccesible. La luz parece hacer compañía a esos personajes solitarios. A veces se diría que en Hopper la luz es una representación de Dios.

El estudio de la luz, vista desde ese prisma religioso, es una de sus obsesiones. Tenemos luz del amanecer, del mediodía, de la tarde, de la noche; incluso luz artificial, de bombilla y de fluorescente, como en esas oficinas, bares, vestíbulos de hotel, habitaciones, teatros, vagones de ferrocarril.

El cuadro titulado Habitación junto al mar es una especie de culmen de su pintura. En él sólo está la luz; el hombre sólo aparece por mediación de su obra, la pared de una casa.