Lectura de los Diarios de Leon Bloy (1846-1917). El autor del prólogo, de la
traducción y de la selección, Cristobal Serra, aporta una cita de Kafka: “Bloy
vitupera mejor que los profetas; su fuego se alimenta de todo el estiércol de
nuestra época.” Todos los males que detectó este hombre en el catolicismo hace
cien años no han hecho sino agudizarse hasta la caricatura. La decadencia de la
Iglesia y del catolicismo ha superado cualquier pronóstico. Si Bloy entrara hoy
en una misa guitarrera o en un estadio de fútbol para una de las misas papales…
vomitaría, tendría un ataque de bilis, se moriría.
Copio algunas de sus frases:
“El recuerdo piadoso de los difuntos, único remedio contra la lujuria.”
“Discurso de Zola a los estudiantes. Para guardarlo. Este idiota
sustituye a Dios por el trabajo.”
“Me entero de la muerte horrenda de Maupassant. Algunos días de ruido,
después del olvido eterno. Es uno de los hombres que más daño me han hecho.”
“No hay azar, porque el azar es la Providencia de los imbéciles, y la
Justicia quiere que los imbéciles estén sin Providencia.”
“Jesús muere por segunda vez, pero no en
la Cruz, sino en el umbral de su iglesia, asfixiado por el asco.”
“Estoy inanimado, estúpido, absolutamente
privado de entusiasmo. Excelente estado para escribir.”
A Dante le llama periodista teológico.
“Gracia insigne. Pierdo un mal amigo.”
A Tolstoy lo califica como célebre cretino moscovita.
“¿Qué es un burgués? Es un cerdo que
quisiera morir de viejo.”
“Soy demasiado violento, estoy demasiado
en lo absoluto, y eso disgusta a la clientela.”
El autor en labores de subsistencia