Los antiabortistas que se hacen llamar Pro-Vida. ¿Hay
alguien –psicópatas al margen- que no sea pro-vida? Esa repelente manía de
monopolizar la virtud.
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Somos tiempo. Somos lo que nos destruye.
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Pagar no pagan, pero te dejan el ego por las nubes.
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Somos narcisistas y nos encanta consumir el narcisismo ajeno.
-Sobre todo para criticarlo.
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EE.UU
espía a los tres últimos presidentes de Francia: uno del centro, otro de derechas y el tercero, socialista. Por lo menos no se les puede
acusar de discriminación política.
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La gente quiere soñar, quiere
imaginación, quiere romanticismo.
-Una vez que tiene su vida resuelta, claro.
-Una vez que tiene su vida resuelta, claro.
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Un tipo de mediana edad, con gafas oscuras, sentado en un banco, que dice una y otra vez: Satanás te perdone, Satanás te perdone… Qué inquietante pasar a su lado.
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El trasero de la Pedroche es imbatible, mediáticamente hablando. Somos un país que sabe valorar las cosas importantes.
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Premio
para el medio que no haya dicho “mito erótico” en el obituario de Laura Antonelli.
