martes, 1 de septiembre de 2015

En el Adarra, paisaje y cromlech




Una manada de yeguas en el collado de arriba

Para las 10 de la mañana, el aparcamiento de Besabi está lleno. La mañana de verano revienta de sol. Mientras busco la pista de inicio saludo a tres burros que se asoman a un cercado. No se ven burros todos los días. La foto ha salido a contraluz. Enseguida doy con la pista que asciende y, tras convertirse en senda, se interna en el bosque. Está sembrada de raíces. De vez en cuando un hilo de agua la atraviesa. Como era de esperar, hay bastante gente. Les dejo que pasen. Qué prisa tengo yo.

¡Buenos días!

Al dejar el bosque el camino se pone a trepar en fuerte pendiente, pero yo me voy por la derecha y bordeo la cima. También trepo, pero menos. Después de la fuente aparecen unas campas donde pacen rebaños de vacas y de ovejas. Tras la caminata por el bosque se agradece el cielo abierto. De pronto, gritos. Uno que llama a su perro. El animal se ha puesto a correr tras un rebaño de ovejas que huye despavorido. Acorrala a una que se desvía del rebaño y se pierde monte abajo. Al final el perro obedece y se vuelve. Media hora después veo en la distancia a la oveja que regresa a su grupo. Bueno, mejor para ella. Los carteles que piden cuidar de los perros se ve que no hacen mucho efecto.


La fuente, un poco escondida

¡Qué bello el menhir!

En el menhir de Eteneta me detengo un rato. Elegante y esbelto, preside un cromlech a sus pies. Un buen sitio para descansar. Pasa gente camino de la cima. La brisa de la montaña se ocupa de aliviar el calor.


San Sebastián al fondo

Hendaya junto al mar y la linea tenue de las Landas francesas

La cima es muy rocosa. Hay que trepar un poco. El lugar es estrecho. Ya hay una pareja. Luego llegan tres jóvenes. Hoy me he traído los prismáticos. Es hora de utilizarlos. Por la derecha, el inmenso arenal de las Landas se diluye en el horizonte. Las bahías de San Juan de Luz, de Hendaya, de San Sebastián… En círculo, casi toda la provincia de Guipúzcoa a la vista: una alternancia de valles y montañas. En fin, uno va poco a poco haciéndose con la geografía.


La cima estrecha y rocosa

El cromlech de Elurzulo con su piedra-testigo en primer plano

En el descenso, que es la vía de ascenso habitual, me paro a la derecha, en el cromlech de Elurzulo, que parece haber sido diseñado con tiralíneas tal es su armonía. Es amplio y abraza un pequeño montículo herboso. Dos pinos dejan una sombra atractiva y ahí me quedo a comer algo y descansar. Leo luego que los cromlech no son propiamente enterramientos, sino lugares de incineración. Por lo que llevo visto el lugar suele estar elegido con mucho acierto en cuanto a belleza y tranquilidad.
Me tumbo un rato. Abajo, en la espesura del bosque se escucha el estruendo de una máquina. Deben estar talando árboles. Siempre hay alguien que está talando árboles. Afortunadamente dura poco. Luego el silencio sólo se rompe por el vuelo de las moscas y el resto de los insectos voladores. También por los aviones. En la montaña se escuchan mucho los aviones. Si el cielo está despejado se les puede ver escribir sus líneas blancas sobre el azul. Ninguna envidia. Por nada cambio esta sombrita movediza que me obliga a deslizarme tras ella.

Un refugio


Roquedo misterioso y poético
Otro tramo de bosque en la bajada. Luego un paraje rocoso y arbustivo muy ameno que acompaña un pequeño descampado sembrado de más cromlech. Algunos refugios medios abandonados, medio ruinosos. Las construcciones en la montaña siempre resultan evocadoras.
Así, cuesta abajo, hasta el punto de inicio. Ahora lo que el urbanita anhela es una cocacola bien fría. Pero el restaurante está cerrado. Sin embargo, hay una máquina expendedora de bebidas en la puerta. Tiene aspecto un poco antiguo. ¿Funcionará?


Borda en ruinas

Pues sí, funciona. Y, además, la botella está fresquita. Sentado en un banco adosado al caserío observo que ya apenas hay coches. Los burros siguen ocupados en pastar y ya no hay contraluz, pero cuando voy a inmortalizarlos se van. Yo también me despido.

La ruta en Wikiloc