martes, 22 de marzo de 2016

El monte calvario en Biriatou



 ¿Lloverá? El cielo está nublado pero alto y sopla un ligero viento del sur que ha templado la mañana. Aprovecho para dar una vuelta cerca de casa. Salgo desde Biriatou y me dirijo, por la senda pirenaica GR-10, que empieza, o acaba aquí, hacia el Calvario, un pequeño monte en cuya cima hay una capilla y una gran cruz de madera.

Son apenas dos horas de camino entre la ida y la vuelta. La ruta no tiene demasiado interés naturalístico, porque es una zona bastante degradada en la que apenas hay arbolado, pero las vistas sobre la costa, entre Fuenterrabía y Bayona, son bonitas. El camino, además, es cómodo y no presenta demasiado desnivel.

La loma del Xoldokogaina, a la derecha, y el Larrún al fondo 

Por el camino me han adelantado cinco jóvenes que conducían motos de todoterreno y que han saludado muy educados. Me han dado envidia porque, cuando yo era joven, siempre había soñado con tener una moto como las suyas. Ahora me conformo con que mis pies me lleven de aquí para allá.

Poco antes de alcanzar la ermita he escuchado al cuco por primera vez esta temporada. Dicen que si cuando escuchas al cuco por primera vez llevas dinero encima quiere decir que el dinero nunca te faltará. Repaso mentalmente el capital que llevo en el bolsillo: 15 euros. Bueno, a ver si se multiplica.

El cabo de Higuer desde el Calvario

Cuando me acerco al Calvario veo la gran cruz y eso me proporciona una sensación de tranquilidad y de orden. Hace dos o tres años, la primera vez que subí hasta aquí, la cruz había sido desmantelada por el fuerte viento. El travesaño corto yacía en el suelo. Ahora ya está arreglado. Es un lugar abierto y muy expuesto a toda la gama de vientos.

En el monte Calvario hubo una ermita y una capilla desde el siglo XVII. Diversos episodios bélicos acabaron con ella y no fue hasta 1967 cuando la capilla fue reconstruida.

Me cobijo del viento tras la capilla, que es de piedra y madera y que tiene dos vidrieras coloreadas muy hermosas. Sentado frente al paisaje de la costa doy cuenta de un pain de raisin (pan de pasas ) que he comprado al venir en una pastelería de Hendaya donde lo hacen exquisito.




El altar de la capilla, a la izquierda, y una de las dos vidrieras

 Mesa de orientación bajo el roquedo de Pérdix

Al bajar de vuelta tomo un camino que discurre por la ladera del monte Xoldokogaina. Es muy cómodo y sin otra complicación que alguna zona embarrada. Las vistas continúan siendo interesantes. Debajo del roquedal de Pérdix me detengo un rato en la mesa de orientación que hay allí instalada. Más o menos conozco todos los detalles, no en vano vivo en esta comarca desde que llegué al mundo.

El río Bidasoa
Lo que resta de camino es una larga y pronunciada cuesta abajo. El paseo ha sido corto pero agradable. Poco antes de alcanzar el coche caen cuatro gotas.