lunes, 2 de mayo de 2016

Cabanes, Castellón

 Ayuntamiento de Cabanes

Cabanes dista diez kilómetros del mar. La carretera por la que asciendo hasta sus 300 metros de altura serpentea por un bonito bosque mediterráneo.

De camino me desvío un par de kilómetros para visitar la ermita de Las Santas. Las santas son santa Agueda y santa Lucía y el lugar es de mucha devoción en la comarca. El edificio de la iglesia presenta considerables dimensiones. A su lado hay una fuente muy apreciada también. Dos o tres rutas balizadas pueden 
iniciarse desde aquí.

 Portada de la ermita de las Santas

La comarca está poblada desde la Prehistoria, aunque la localidad de Cabanes, de poco más de tres mil habitantes, fue fundada en época romana. Hasta el siglo 12 estuvo en manos musulmanas.

Dejo el coche en la plaza y me acerco, remontando una cuesta, hasta la iglesia de san Juan Bautista, barroca, de mediado el siglo 18. El templo, junto al edificio del Ayuntamiento (mudéjar, con una arcada o porche), conforma una bella plaza, centro del casco antiguo.

El paseo alcanza hasta una de las antiguas puertas, con su arco, y visita varias calles adornadas con plantas y flores.

 Antigua puerta de la localidad



Una de las torres urbanas con un "curioso" levante 

Poco más he visto de Cabanes y, lo que es peor, me he perdido su arco romano, situado fuera del casco urbano.

Tampoco he llegado hasta el castillo de Miravet, conquistado por el Cid y posteriormente recuperado por los almorávides. Se cree que fue habitado por monjes guerreros islámicos dedicados a la Guerra Santa o Yihad. Desde el castillo parten también varias rutas de senderismo.

Cosa de las prisas, pues esta mañana me había propuesto explorar el parque nacional del Desierto de las Palmas, que en realidad no es un desierto.

La Torre de la Sal, junto al mar

En Cabanes se ha diseñado una ruta que visita media docena de torres que se elevan en el término municipal. La único que conozco es la de la Sal, situada a pie de playa, junto al acceso al parque natural del Prat de Cabanes. Por su ubicación no hay duda de que se trata de una torre de vigilancia para alertar sobre las frecuentes incursiones de piratas durante los siglos 14 y 15.


Dejo atrás Cabanes y, por una carreterita muy estrecha (y preciosa) atravieso el barranco que me conducirá hasta el centro de interpretación del parque.