“Orwell fue una de
las rarísimas cabezas que rechazó desde el principio el dogma simplificador que
quería ver en el fascismo “una forma avanzada del capitalismo.” El había
percibido claramente que el fascismo era, bien al contrario, una perversión del
socialismo y que pese al elitismo de su ideología se trataba de un auténtico
movimiento de masas que contaba con una basta audiencia popular. Es más, en el
ámbito psicológico llegó incluso a decir: “Sólo hay dos tipos de persona que
comprenden verdaderamente el fascismo: las que lo han sufrido y las que poseen
en sí mismas una fibra fascista.”
La cuestión del
totalitarismo, siempre presente en Orwell:
“Fue en España donde
Orwell descubrió toda la ferocidad de la bestia: después de haber sido herido
gravemente por una bala fascista, apenas había sido retirado a la retaguardia
cuando empezó a verse acorralado por los asesinos estalinistas, menos deseosos
de defender a la República contra el enemigo fascista que de aniquilar a sus
aliados anarquistas.”
Simón Leys, George
Orwell o el horror a la política