domingo, 26 de marzo de 2017

La catedral de Santo Domingo de la Calzada, mucho más que el gallo y la gallina



La carretera entre Burgos y Logroño (siempre saturada y con un trazado caduco) discurre en paralelo al Camino de Santiago. Esta fría mañana de primeros de marzo veo a muchos intrépidos peregrinos caminando hacia la capital castellana. Pasado Belorado aparece la niebla. Para cuando se va ya casi he llegado a mi destino: Santo Domingo de la Calzada. La elevada torre de la catedral se perfila en el horizonte.


Románico en el ábside y barroco en la torre

Capilla de San Juan o Santa Teresa, uno de los mejores conjuntos góticos de La Rioja



Dejo el coche junto a las ruinas de la muralla. En lo alto de los torreones anidan varias parejas de cigüeñas. Las murallas fueron edificadas, hacia 1367, por Pedro I de Castilla con motivo de la guerra civil con su hermanastro Enrique II de Trastamara. Llegaron a tener 1670 metros de longitud, 38 torreones y siete puertas con arcos ojivales. Es el mayor recinto amurallado que se conserva en La Rioja. Hacia las 11 de la mañana las calles céntricas de Santo Domingo están tranquilas. Debe ser la hora del recreo porque se ven muchos estudiantes
Tallas románicas de las vírgenes imprudentes


He venido a visitar la catedral, de la que me han hablado maravillas. Puedo confirmarlo. No es demasiado grande, pero es preciosa, muy agradablemente iluminada y (detalle importante) con suficiente información en cada una de las capillas y elementos arquitectónicos que la integran.

Como en la mayoría de estos grandiosos edificios tenemos aquí una interesante superposición de estilos, empezando por el románico, que en Santo Domingo es espectacular y se concentra, sobre todo, en el ábside y en los seis pilares del presbiterio, decorados con maravillosas esculturas. Me felicito por haberme traído unos pequeños prismáticos pues, sin ellos sería muy difícil admirar las pequeñas y encantadoras figuras labradas en la piedra. En el ábside cabe destacar también la más antigua de las capillas, la de San Pedro, del siglo XII, presidida por una talla de la Virgen y el Niño.





Mención especial merece el grandioso mausoleo de Santo Domingo, fechado en los siglos XV y XVI, con una lauda sepulcral del XII. El templete, maravillosamente esculpido con cuadros de la vida del santo, es de alabastro. La curiosidad más popular de este templo, es el gallinero, donde permanecen encerrados un gallo y una gallina, ambos de color blanco, en recuerdo de la tradición que unos llaman leyenda y otros milagro. En la pequeña cripta se percibe bien la majestuosidad del monumento fúnebre de Santo Domingo y su sistema de sustentación sobre pilares. Alberga también varias esculturas y relieves de gran interés.



Los pilares del presbiterio son una joya de la escultura románica




Cada una de las capillas tiene su propia historia, pero todas ellas se caracterizan por su belleza y por la extraordinaria calidad de su contenido artístico, desde la rejería hasta la más pequeña de las esculturas.

Quizá la más destacable, por citar sólo una, sea la de San Juan o de Santa Teresa, que alberga uno de los mejores conjuntos de arte gótico de La Rioja. Se concluyó en 1454. Bajo la bóveda estrellada vemos el sepulcro exento de Pedro Suárez de Figueroa, señor de Cuzcurrita y nieto del fundador. En el muro sur, dos arcosolios góticos, adornados con pinturas murales, cobijan sendos sepulcros con tallas de tamaño natural. En el muro oeste, otro arcosoleo, de fecha posterior, renacentista, cobija sendas estatuas orantes. La capilla está presidida por una de las joyas de la catedral, el retablo en madera dorada y policromada, ejecutado en el primer cuarto del XVI.


Esculturas en la cripta
Talla en piedra de Santo Domingo

La torre, exenta, tiene 70 metros de altura. La primera torre, del siglo XII, fue destruida por un incendio. La segunda, gótica, fue desmontada por amenaza de ruina. La que vemos es barroca y fue reconstruída en el XVIII.

El claustro, que alberga la colección de la catedral, lo dejo para la tarde, tras un descanso.