martes, 18 de julio de 2017

Parterres y derecho a ensuciar


Media docena de aspersores riegan por la mañana cada uno de los pequeños parterres del barrio. Todo sería muy civilizado de no ser porque varios parterres –los que están situados junto a las terrazas de los bares- están llenos de papeles y de plásticos. Los buenos hosteleros no se ocupan de limpiar cada mañana, o cada noche, la basura que arrojan sus distinguidos clientes. Y nadie, con autoridad, se lo reclama. Todos, autoridades y hosteleros, se limitan a hacer caja.

En relación a este asunto, he observado que hay un tipo de ciudadanos -más abundante de lo que pudiera parecer-, que se sienten molestos ante la limpieza y el verdor, y aprovechan la menor oportunidad para ensuciar.


Hay gente que no soporta ver la calle limpia. Les parece una provocación, un atentado a su libertad y a su derecho a ensuciar. Pues, obviamente, consideran que ensuciar la vía pública es un derecho suyo. Algunos dicen que está relacionado con la educación, o la falta de ella, pero veo a muchos jóvenes, a los que todos pagamos una educación, que también se jactan de estas prácticas. No sé. Es un asunto extraño.