jueves, 20 de julio de 2017

Un paseo corto por Salas de los Infantes


El Arlanza a su paso por Salas de los Infantes. La espadaña de la iglesia de Santa Cecilia asoma.

A la vuelta de un paseo por Castrovido y los montes de alrededor, me detengo a tomar un café en Salas de los Infantes. Estamos a finales de abril y, en contraste con la mañana neblinosa ahora hace mucho calor. Salgo a la terraza con mi café. La terraza da a la carretera. Pasan muchos camiones por el centro del pueblo, la mayoría cargados con troncos de pinos.

Justo enfrente hay una casa palaciega, con un jardín. Ha sido habilitado como centro cultural. Doy una vuelta por el jardín, rodeando la casa. Luego me acerco hasta la iglesia, que es un edificio de gran porte, rodeado por un muro de piedra.

 La iglesia de Santa María, gótica con portada renacentista

La iglesia de Santa María es gótica, del XV-XVI. Su interior guarda una hornacina donde se conservan los despojos de las cabezas de los Siete Infantes de Lara. Los Siete Infantes de Lara constituyen una leyenda inspirada en un antiguo cantar de gesta desaparecido –quizá el más antiguo de la literatura castellana- y reconstruido parcialmente por Menéndez Pidal, quien lo dató hacia el año 1000. La leyenda, que también es recogida en el romancero, puede leerse aquí. Son varios los monasterios e iglesias que se disputan los restos de estos infantes.

Junto a la iglesia hay varias tumbas antropomórficas y restos de árboles fosilizados. En una placita adjunta pueden verse varios edificios interesantes.




La torre de la iglesia

 La plaza porticada del Ayuntamiento

Un poco antes del puente que salva el Arlanza paso por la plaza que alberga la casa consistorial, una plaza con arcadas donde se ubica también el Museo de los Dinosaurios. El sol aprieta y, a esta hora del mediodía, apenas circula nadie por las calles.

En una plaza que tiene un pequeño jardín en medio me detengo a contemplar dos edificios en estado semiruinoso, pero con unas fachadas encantadoras. Qué pena verlos en semejante estado.

 Encantadora fachada de una casa que conoció tiempos mejores

Recojo mi vehículo al otro lado del puente. Aún dedico un rato a darle otro vistazo a la iglesia de Santa Cecilia, gótica del siglo XV levantada sobre otra del XII, de la que aún se conservan algunos restos, como la espadaña. La cigüeña va y viene desde su nido en lo alto.

Otra fachada notable, en la misma plaza

Salas de los Infantes fue castro de la tribu celtíbera de los pelendones, que fueron desalojados por los romanos.  Fue fundada en el 974, por el conde García Fernández, el de las Manos Blancas, y recibió el título de ciudad mucho más tarde, en 1925. Hoy es una ciudad de servicios, comercial e industrial y capital de la Demanda burgalesa.