jueves, 18 de julio de 2019

Cien días de soledad en el parque natural de Redes



      La película Cien días de soledad trata sobre un hombre que pasa cien días aislado en una cabaña situada en el parque nacional de Redes, en el centro-este de Asturias. Durante este tiempo se dedica básicamente a sobrevivir y a rodar un documental.
      Le acompañan un caballo, Atila, y unas gallinas. El protagonista conoce a la perfección el territorio por el que se mueve y nos lo enseña. En su mayor parte el parque está ocupado por bosques de hayas y surcado por infinidad de arroyos. Hay también valles y montañas, animales y plantas. Todos ellos son los coprotagonistas, junto a la lluvia, la niebla, el frío, el viento, la nieve. Con la ayuda de un dron consigue espléndidas imágenes de todos estos fenómenos.




      Lo mejor de este excelente trabajo es José Díaz, su protagonista y director. Su humanidad, el amor por su familia, por la naturaleza; su coraje, su esfuerzo, su simpatía, su ternura, emocionan.

      Es la pasión con que vive esta aventura lo que nos seduce. Hay muchas pequeñas historias: la de la marta que pretende comerse sus gallinas, la del caballo salvaje que ataca a Atila, la del dron que se pierde provocándole primero desesperación y luego una búsqueda esforzada.
      José recorre los caminos, muchos de ellos, igual que las cabañas, abandonados; trepa a las cumbres y desciende a los valles; recolecta miel y patatas; se ducha con agua fría al final de cada jornada; aulla con los lobos; ejercita sus cuerdas vocales hablando con su caballo; se emociona con las cartas de su mujer; escucha a oscuras los sonidos de la naturaleza; se tumba sobre la hojarasca de otoño; se desespera con el viento que no cesa y le impide rodar su documental; camina y camina, suda y suda.
      Todo lo mira y lo admira. Y consigue contagiar al espectador de su amor por la naturaleza. Al final, hace balance de su estancia: “Fui feliz y lo supe, pisé las hojas, dispuse de tiempo a mi antojo, aprendí de la soledad, viví austeramente y mantuve la ilusión hasta el final. Fui capitán de mi alma.”


      El dvd se completa con un disco que contiene la minimalista banda sonora de la película, compuesta por Pablo Díaz. Se incluyen también las interesantes escenas descartadas en el montaje final.