lunes, 27 de abril de 2020

Chorreo inquisitorial


Irresponsables y subnormales fueron los epítetos que invadieron ayer el Tuiter, a cuenta de la primera salida de los niños a la calle después de haber permanecido encerrados a cal y canto en sus domicilios, por orden del gobierno fetén. Se deduce, pero tampoco es seguro, que eran insultos por persona interpuesta y que, en realidad, iban dirigidos a los padres.

Cuatro fotos y tres videos, repetidos hasta la exasperación, fueron la base sobre la que los tuiteros exasperados argumentaron su chorreo inquisitorial y justiciero. A esta gente le debe parecer normal que el gobierno, en rigurosa exclusiva europea, confine a la gente en sus casas, niños incluidos, durante cuarenta días, y luego tire la llave por la alcantarilla. En su desquiciamiento confinatorio han debido pensar que después de semejante tratamiento staliniano la gente iba a salir a la calle a pasear de uno en uno y con el carnet en la boca, como si fueran suecos o suizos.

Ha habido aglomeraciones, siempre hay aglomeraciones en España, vaya noticia. Pero, qué forma es esta de soltar a la gente tras un mes y medio encerrada. Ha sido una desbandada. Normal. Qué otra cosa podía esperarse. Y lo ocurrido este domingo no ha sido más que un aperitivo de lo que ocurrirá cuando suelten (si es que la sueltan) a toda la población. Como de costumbre pasamos de un extremo a otro sin pasar por el punto medio. Hemos pasado de tener a la gente atada a la pata de la cama a dejarla salir sin restricción alguna. Dicho en lenguaje sanchista hemos saltado del no es no al sí es sí.

De sobra sabemos que en España no sirve el prohibir salir más de una hora, ni el prohibir desplazarse más de un kilómetro si no se establece algún mecanismo de control. ¿Ha habido algún control el pasado domingo? Pues entonces...

Entre todo este corifeo de enclaustrados irritados, uno ha echado de menos alguna crítica al gobierno, que ha conseguido, entre otras, la medalla al máximo número de sanitarios contagiados y fallecidos --no porque el virus tenga predilección por este sector laboral, sino porque los medios preventivos --de los que debía haberse encargado la autoridad-- han brillado por su ausencia. A esto se le llama incompetencia y hay que decirlo sin esconderse detrás de un seudónimo o un avatar como se acostumbra en Tuiter.

Es comprensible que la gente esté nerviosa, es comprensible que la incertidumbre por el presente y por el futuro esté causando estragos y mine la moral de la gente, pero a la hora de levantar el dedo acusador, a la hora de los linchamientos mediáticos y sociales, convendría afinar más la puntería, y no cebarse en las criaturas ni en sus progenitores. Ya se nota que la mayoría de estos artistas anónimos del insulto y la intolerancia no tienen hijos.

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