jueves, 4 de marzo de 2021

Libros regalados --Género no binario


Libros regalados. Por la mañana, durante el paseo, he visto que han instalado un nuevo armario de intercambio de libros en Hendaya y que estaba abarrotado de volúmenes. Suelo frecuentar mucho uno de ellos, cuyos ejemplares se renuevan cada semana. Con frecuencia encuentro libros que me interesan, siquiera para darles un vistazo, aunque, como sucede, no los lea en su integridad. Los retengo una temporada y luego los vuelvo a depositar en el armario. Si alguno me interesa particularmente, me lo quedo. Ignoro quién se ocupa de abastecer de volúmenes estos armarios. Sospecho que, entre otros, lo hace alguna entidad cultural de la villa.
Como lector, desde luego, me alegra mucho esta práctica, pero también me plantea algún interrogante. Por ejemplo: el que haya tantos libros regalados ¿no es un síntoma de que los libros han perdido valor en el mercado y en la sociedad? Es probable que el libro se haya devaluado y que ya sólo se aprecien los libros nuevos, debidamente publicitados. No me cuesta imaginar un mundo sin libros. Lo que me cuesta es imaginar un mundo sin buenos libros. Sin embargo, en contraste paradójico, los libros de segunda mano, alcanzan precios elevados y otro tanto ocurre con los libros que han dejado de reeditarse y que han adquirido algún prestigio. En cualquier caso, bienvenido sea el nuevo armario de libros.

Género no binario. Tengo que ponerme al día en esto del neolenguaje si no quiero quedarme (más) desfasado. He tenido que leer dos veces un artículo de prensa para intentar enterarme de lo que es el género “no binario”, y, lamentablemente, creo que no lo he conseguido.

En el nuevo parlamento catalán, a los diputados les dan a elegir cuatro opciones para definir su “género”. A saber: hombre, mujer, no binario y no quiero contestar. El caso es que en la ficha que deben rellenar falta el asterisco donde expliquen a pie de página qué sea esto de “no binario”.

Sin embargo, a la hora de las formalidades protocolarias es un asunto importante, pues no es lo mismo tratar a alguien de señor, de señora, de no binario o de no quiero contestar. Algo parecido, a juzgar por la fotografía que acompaña el artículo, ocurre con los carteles en las puertas de los aseos, convertidos en una especie de jeroglíficos egipcios. No cabe duda de que el asunto se está complicando sobremanera. Afortunadamente uno no tiene que acudir a aliviarse al parlamento catalán.
En el mismo artículo leo expresiones como “cisgénero” y como “personas intersexuales”. Me entero también que existe una “Asociación contra el Borrado de las Mujeres”. La guinda a este engorro la han puesto algunas diputadas socialistas que --con esto de las cuatro opciones de género--, consideran que se van a difuminar las cuotas correspondientes a las “mujeres”.
En fin, me digo a mí mismo, tómatelo con calma. Poco a poco irás entendiendo de qué va esto y podrás formar parte, aunque sea marginalmente, del frenopático ibérico.


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