En contra de anteriores nocheviejas, me he quedado a ver en la tele las campanadas. Unos minutos antes de las 12 pm hice un poco de zaping. En la cadena oficial, la Obregón y los Morancos. Estos, como de costumbre, practicando una absurdidad enervante y carente de gracia. De la Obregón mejor no decir nada, seamos compasivos. En otra cadena, la Pedroche, patética, junto a un tipo vulgar y desagradable. En una tercera, intenté vislumbrar a Mariló Montero pero no lo conseguí. Cuando pregunté por ella, me dijeron que era una de las estaban disfrazada de no sé qué. Finalmente, gracias a las habilidades de nuestro hijo, conseguimos conectar un ordenador a la tele y vimos a un tal Ibai en compañía de Ramón García y Ane Igartiburu. No les veía cuando estaban en la tele oficial y les veo ahora para salvarme del horror. Me gustó el punto de autoironía de Ramontxu. Dos vascos, qué cosas, salvaron la dignidad festiva de la noche. Yo creo --todo tiene un límite-- que este país no puede salir indemne de otra Nochevieja televisiva como esta.