lunes, 22 de julio de 2024

Montaigne, Azorín, Riopérez


Santiago Riopérez y Milá (Madrid 1931-2011) fue un abogado y ensayista, que dedicó la mayor parte de su obra a la figura de Azorín. Los azorinianos le debemos el estupendo Azorín íntegro, biografía y estudio crítico. Ahora he leído su otro ensayo sobre el maestro de Monóvar, La voz española de Montaigne: Azorín.

En este libro realiza un minucioso estudio sobre la influencia de Montaigne en la obra azoriniana, influencia que comenzó en la adolescencia y se prolongó a la largo de su nonagenaria vida.


Riofrío ejecuta un amplio despliegue de erudición, con gran aparato de citas y notas. En la mano del lector queda efectuar la criba que estime oportuna.


Uno aprende sobre Montaigne, autor inagotable, y sobre su discípulo Azorín, que sublimaba con elegancia todo lo que le ofrecía la vida, las cosas, el paisaje y, sobre todo, los libros.


Santiago Riopérez y Azorín

¿Qué es un filósofo? –se pregunta el de Monóvar– Un hombre que medita y llega a una conclusión… o se abstiene de concluir, lo cual es una conclusión.” Esta es también la postura que vertebra los Ensayos de Montaigne.


Azorín, en su obra, nos proporciona una lección de serenidad y de resignación.


José Martínez Ruiz fue un divulgador de Montaigne. Aprovechaba cualquier evento notable en relación al filósofo francés para publicar un artículo al respecto.


Siendo estudiante, aprendió en Baudelaire la lengua francesa. Sus estantes están llenos de libros franceses.


“No se puede conocer la literatura propia, plenamente, si no se conoce una extranjera… Para mí esa literatura y ese idioma son los de Francia.”