Irún, Parque de Plaiaundi
Todavía en vida ya le han atribuido al Papa Francisco el primer milagro. Los servicios de propaganda no descansan.
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Los casos de corrupción se incrementan cada día afectando cada vez a más miembros y miembras del Gobierno, empezando por su presidente. Y llevamos así años. Pues nada, como quien oye llover. Ni se inmutan. Se han instalado en una especie de limbo, por encima del bien y del mal. Pero lo más llamativo no es la actitud del Gobierno (ya estamos curados de espanto con el sanchismo) sino la de esos beneméritos partidos (empezando por el PNV), que se escandalizaron tanto cuando la sospecha de corrupción se cernió sobre Rajoy y ahora, míralos, hacen como quien oye llover, siguen a lo suyo. Es como si dijeran: hoy por ti y mañana por mí. Sí, debe ser eso, sí.
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John Cusack y Rachel Weisz
Intenso y ameno thriller judicial titulado Runaway Jury (Tribunal en fuga), del año 2003, dirigido con buen pulso por Gary Fleder. El guión es muy intenso y quizá un poco relamido, pero la película se deja ver. Está en Netflix. Los temas son dos clásicos de la cultura norteamericana: la libertad para la venta de armas, sus previsibles consecuencias y los juicios con jurados. El primero es un asunto que, por muchas películas que se hagan ahí sigue, con pocas variantes y muchas víctimas. El segundo, parecido. Yo aún me sorprendo de lo que puede haber por debajo de un juicio con jurado y eso que la película ya tiene más de veinte años. El elenco de actores es de lo mejor: el recién fallecido Gene Hackman, que siempre da tan bien en los papeles de malo; el ya clásico Dustin Hoffman, que domina los protagonistas buenos y dos jóvenes guapos y atractivos: John Cusack y Rachel Weisz. He pasado un par de ratos agradables viéndola. Digo dos porque estas pelis de dos horas suelo verlas en dos sesiones.
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Antes le llamaban tirar lo tejos; luego pasó a denominarse meter fichas; finalmente –gracias a la ola de puritanismo que nos invade– se le denomina acoso sexual. Y es delito.
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De vez en cuando me impongo ver algún informativo televisivo. Es la vía más rápida para desenmascarar a los personajes del teatrillo del poder.
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En el periódico digital The Objective puede leerse gratuitamente un libro muy interesante para los aficionados al arte. Se trata de una historia del estilo gótico, en 16 capítulos, titulada Un fraude monumental. Con esta lectura he recuperado a Félix de Azúa, un autor que tenía un poco relegado. Se trata de una obra amena, documentada y con ese delicioso punto irónico que este autor imprime a sus textos. Creo que Azúa es uno de los mejores escritores que trabajan hoy en España. Cada vez me gustan más sus ensayos sobre arte y literatura así como sus artículos periodísticos. Este es el enlace.
https://theobjective.com/coleccion-de-libros/un-fraude-monumental/
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Esta tarde no estaban los dos cormoranes que suelen descansar sobre una pequeña barca anclada debajo de la casa de Pierre Loti. En su lugar, cien o doscientos metros más allá, había un gran cormorán en lo alto de uno de esos postes cilíndricos, cuya finalidad ignoro, clavados en el mar interior de la bahía. A mí vuelta del paseo allí seguía, girando a un lado y otro la cabeza como acostumbran estas aves. Supongo que había dado por terminada su jornada laboral y, satisfecho, contemplaba el paisaje hasta la hora de volver a los acantilados dónde seguramente vivirá.
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