El tabaco y su colección de pequeñas esculturas antiguas, dos de las pasiones de Sigmund Freud
He terminado la esforzada lectura de un volumen de 600 páginas en formato grande titulado Freud, el genio y sus sombras, de un Louis Berger. Es una biografía de Freud, con bastante información sobre sus obras y teorías, pero es una de esas biografías en las que el autor, que también es psicoanalista –aunque esa circunstancia no la he conocido hasta el final– se permite criticar al biografiado en lugar de ceñirse a su papel. En resumen, resulta bastante pesadito.
Berger se preocupa demasiado de criticar a Freud. Hubiera sido más deseable que informara sobre la vida y la obra de tan destacada figura de la ciencia y de la literatura en lugar de intentar meterle de continuo el dedo el el ojo.
A pesar de ello, no parece que Freud fuera un personaje demasiado empático y, desde luego, era mejor no llevarle la contraria. Llevaba su invento como un pequeño dictador. Las disidencias se las cobraba caras. A su manera era muy fanático de lo suyo, aunque quizá cabría decir en su favor que su teoría era demasiado revolucionaria para no obligarle a adoptar una permanente defensa de la misma.
La sensación que me deja esta lectura es que le he dedicado demasiado y que podría haberme arreglado con algo más informativo y objetivo.
De este libro me quedo con la interpretación que hace de los sueños. Según Louis Berger, la investigación posterior sobre los sueños ha demostrado que estos “no sirven principalmente para satisfacer deseos; no están motivados por la líbido o el principio de placer, como supuso Freud, sino que más bien sirven para integrar distintas experiencias emocionales –de las que la ansiedad y el conflicto son las más habituales– en la estructura de la personalidad.” Entiendo que, según esta teoría, los sueños sirven para que nuestra mente o nuestro espíritu se relaje, aunque en un primer momento algunos sueños sirven más bien para todo lo contrario. Me parece una interpretación interesante y tranquilizadora.
De este libro me quedo con la interpretación que hace de los sueños. Según Louis Berger, la investigación posterior sobre los sueños ha demostrado que estos “no sirven principalmente para satisfacer deseos; no están motivados por la líbido o el principio de placer, como supuso Freud, sino que más bien sirven para integrar distintas experiencias emocionales –de las que la ansiedad y el conflicto son las más habituales– en la estructura de la personalidad.” Entiendo que, según esta teoría, los sueños sirven para que nuestra mente o nuestro espíritu se relaje, aunque en un primer momento algunos sueños sirven más bien para todo lo contrario. Me parece una interpretación interesante y tranquilizadora.
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