viernes, 12 de enero de 2007

Ayalde, lirismo y melancolía


Acuarela de juventud, 1938. Ayalde

Los aficionados al arte estamos de enhorabuena. Exposición y catálogo de la obra gráfica de Antonio Valverde, Ayalde (Rentería, 1915-1970).

Ayalde ha sido un poeta que se ha valido de la plástica y de la escritura para expresarse.

Dentro de la plástica utilizó la pintura y una gran variedad de técnicas gráficas, en consonancia con su actividad profesional de industrial de la imprenta.

Dibujos, ilustraciones de artículos y de libros, carteles, grabados, portadas, calendarios, ex-libris. Sin duda, en su contínua pelea por sacar tiempo para dedicarlo al arte, fue un hombre polifacético.

La obra gráfica abarca muchas técnicas: grabado, aguafuerte, litografía, punta seca, monotipos, xilografía en madera y linóleo. “Todo lo pruebo”, dijo el poeta. En la exposición de Sanz-Enea (Zarautz) puede verificarse.

Entre muchas, hay una página que me ha impresionado: el eterno combate entre lo dionisíaco y lo apolíneo.

Arriba, Gabonak (Navidades). Sobre un fondo nevado, un trío abrazado, oscuro, casi siniestro. Dos caseros con chapela y bufandas; en medio, un fraile con su capucha. El fraile canta; un casero toca la pandereta; el otro, la zambomba. Una botella sobresale de un bolsillo.

Abajo, Santu izateko bidean (En el camino para ser santo). La línea clara, el orden, la limpieza. Un joven en mangas de camisa, tocado de boina, cuchillo y tenedor en mano, esperando la comida que le ofrece una joven idílica en una bandeja.

Y qué decir de la impresionante portada para El abrazo de los muertos, los diarios de la última guerra civil de José de Arteche. Gran libro poco divulgado y gran portada. Un soldado crucificado, abrazado por otro soldado; la bayoneta calada a la derecha; un casco militar junto a la cruz. En 1969 tal vez no pasó censura.

María José Valverde Lamsfús, hija del artista y autora del catálogo, habla de agudeza de la observación, fuerza, concisión plástica. Envuelto todo ello en un “matizado lirismo sugerente y melancólioco”.

Una delicia, en suma. Y una alegría recuperar a este poeta.

Hasta el 25.2.07. Sanz-Enea (Zarautz-Guipúzcoa)

www.antoniovalverde.com

1 comentario:

  1. Tuve ocasión de ver su antológica en el Museo San Telmo, y, súbitamente, me di cuenta de que Ayalde estaba en los cimientos de mi afición por la plástica. Vi el cuadro Txorimaloa (E espantapájaros) o algo así, y supe que era de Ayalde la reproducción de ese mismo cuadro que de niño me arrebató, me elevó por el aire y, al caer, me dió una patada en el culo, como diciendo: ¿a que no sabes porqué te gusto tanto?
    La cuestión es que, sin negar la plasticidad y limpieza de sus obras, es, precisamente ese cuadro el que está en el origen de mi pasión por el arte informal y el primitivismo. Además, tuve la suerte de conocer personalmente a varios de sus familiares que aparecen en sus pinturas, y son verdaderamente admirables los retratos. Doy fe.

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