lunes, 22 de enero de 2007
Feliz cumpleaños, soutien gorge
Cien añitos ya. Cien añitos dando guerra. Sobre todo a los varones. Aunque ellas también se llevan lo suyo…
Hay que reconocer que es una prenda misteriosa, tan misteriosa que hasta las propias mujeres tienen problemas para desentrañar todos sus detalles: que si los aros, que si las copas, que si las tallas, que si los cierres.
Y si las usuarias no son capaces de dominar el artilugio qué decir de las torpes manos masculinas. Nada extraño que ellas se desternillen –y tomen nota, claro, porque ellas siempre toman nota- ante los apremios que impone la desbocada testosterona.
Creo que las primeras palabras que aprendí en francés fueron estas: soutien gorge. Tendría yo diez años cuando descubrí la feliz sensualidad del asunto.
No, no se trata de precocidad, ni mucho menos. Se trata del Paris Match. En casa había una vieja colección de la revista arrumbada en un armario. Ignoro si en aquella época piadosa el semanario circulaba con profusión por el país. Lo dudo. El general era demasiado sobrio para esas veleidades. Pero en Irún, ya se sabe, la frontera…
Y uno se aficiona al género, como es natural. Servidumbres de la clandestinidad; la forja de un fetichista.
Luego, con la apertura tecnocrática, aterrizó la prenda en las revistas nacionales del corazón. Y a partir de ahí, el destape, la cultura de la lencería, el glamour, las pin up y el resto.
Poco después algunas dijeron que era represiva -para gustos están los colores- y procedieron no sólo a quitársela sino también a darle candela. Esto del fuego es muy purificador.
Fueron tiempos duros para los amantes de los caminos tortuosos. El terreno estaba demasiado exento, el esplín acechaba. Aunque tampoco era cuestión de quejarse. Todo tiene sus ventajas, según se mire.
Las feministas radicales hicieron una cuestión ideológica de lo que no pasaba de un asunto de tallaje.
Y por fin las aguas volvieron a su cauce, los canalillos se estrecharon y hoy vivimos ya en el reino de una variedad nunca antes conocida.
PD. La preponderancia francesa en este campo es tan abrumadora que se percibe hasta en los buscadores de internet. Sujetador no rivaliza con soutien gorge.