Blog del escritor Juan Luis Seisdedos. --Aquí hay de todo. Si estás interesado deberías dirigirte al Índice. --Por arte de birlibirloque algunas fotos han desaparecido. Habría que preguntarle a Google. Yo lo he intentado, pero no contesta.
Todas las mañanas visito a una amiga virtual, una mujer de letras refrescantes y hermosas. Pero algunas veces, muy pocas, Abril (ése es su apodo, y nunca más merecido)se vuelve muy inhóspita. Nosotros -¡qué egoístas!- los que la visitamos café en mano y sonrisa en el corazón, la sentimos así cuando, de pronto, nos sorprende con un zarpazo de realidad. Hoy ha ocurrido. Hoy nos ha hablado de fotoperiodismo. La foto es muy conocida. Kevin Carter, el ganador del Pulitzer de 1994, captó, y no hizo nada por evitar la tragedia, a un buitre esperando pacientemente la muerte por inanición de una niñita que agoniza sobre la tierra.
Aquí, en esta España que esperó con tanta ilusión que le llegara el tiempo de la libertad, resulta que con la susodicha también le llegaron los buitres. Carter se suicidó cuatro meses después al no poder soportar el peso de su conciencia. ¿Qué haremos aquí? ¿Qué harán todos esos políticos, todos esos jueces, todas esas policías...? Nada. Me temo que nada de nada, y entonces, pasado un tiempo prudencial, los buitres volverán a comer inocentes por nuestras sabanas.
Todas las mañanas visito a una amiga virtual, una mujer de letras refrescantes y hermosas. Pero algunas veces, muy pocas, Abril (ése es su apodo, y nunca más merecido)se vuelve muy inhóspita. Nosotros -¡qué egoístas!- los que la visitamos café en mano y sonrisa en el corazón, la sentimos así cuando, de pronto, nos sorprende con un zarpazo de realidad. Hoy ha ocurrido. Hoy nos ha hablado de fotoperiodismo. La foto es muy conocida. Kevin Carter, el ganador del Pulitzer de 1994, captó, y no hizo nada por evitar la tragedia, a un buitre esperando pacientemente la muerte por inanición de una niñita que agoniza sobre la tierra.
ResponderEliminarAquí, en esta España que esperó con tanta ilusión que le llegara el tiempo de la libertad, resulta que con la susodicha también le llegaron los buitres. Carter se suicidó cuatro meses después al no poder soportar el peso de su conciencia. ¿Qué haremos aquí? ¿Qué harán todos esos políticos, todos esos jueces, todas esas policías...? Nada. Me temo que nada de nada, y entonces, pasado un tiempo prudencial, los buitres volverán a comer inocentes por nuestras sabanas.