viernes, 4 de enero de 2008

Año nuevo en Gamonal y Villimar, y3



Bordea el pueblo por el lado de los descampados, que también es el lado de las ruinas. De nuevo el duro contraste entre las viejas casas y los edificios adosados con aire inglés. Los descampados son la reserva de suelo. El señor euro, sus devotos y otros especuladores decidirán sobre su destino. Si no lo han hecho ya. Ahora tienen un aspecto desolado que no le disgusta, al menos para fotografiarlos.





Llega a casa aterido y, una hora después, saca a los niños para que jueguen un rato en el parque de la urbanización. Contra su costumbre se pone los auriculares de una radio portatil. Llega hasta el concierto de Año Nuevo en Viena. La escarcha empieza a diluirse y ha mojado los juegos. El resto de los niños todavía están en sus casas. Poco a poco la música de los Strauss va calando en su espíritu y en su ánimo. Siempre escéptico no imaginaba esta alegría.



En un breve paseo alcanzan la iglesia de Gamonal –gótica del siglo XIV. Es una fortaleza. Enfrente de la portada se alza un bonito crucero muy bien trabajado. Acaban de sonar las campanas que llaman a la misa del mediodía. Tienen un sonido seco, conminatorio, antiguo.



De vuelta en casa pone la televisión. Georges Prêtre, a sus ochentaytantos años, dirige a la Filarmónica de Viena. Lo hace de memoria, con una elegancia, sobriedad y simpatía que le cautivan y conmueven.
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Burgos
1.1.08
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