miércoles, 16 de enero de 2008

Lugar de piedras

Hasta hace un año era un almacén de piedras. La superficie que rodea la torrecilla ruinosa estaba ocupada por toneladas de piedra ordenadas en bloques o trabajadas en forma de láminas. Daban éstas la impresión de grandes libros semiabiertos cuyas páginas fueran de mármol, pues era este el material que predominaba.

A su alrededor, mediante máquinas-grúa, trabajaban y manipulaban el material algunos empleados; iban y venían camiones con remolques.



Está situado junto al apeadero del cercanías de Oyarzun. Siempre deseaba que el tren se quedara parado un buen rato para poder contemplar a mis anchas todas estas piedras deslumbrantes.



El lugar conserva su misterio porque mi mirada era siempre demasiado rápida. No puedo obervarlo más que desde la ventanilla del vagón que me transporta a San Sebastián y siempre, llegado a un punto, aparece un muro alto que lo oculta.



Ya no queda piedra sobre piedra. Sólo la torrecilla ruinosa y la yerba que brota, siempre la yerba que retorna porque, como dice el Tao, lo débil vence a lo fuerte.
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Oyarzun
15.1.08

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