
Es una mañana con una lluvia lúgubre y copiosa. Voy en el coche, a la vuelta de llevar a los niños al colegio, cuando aparece sobre la ladera del Jaizkibel un gran arco iris. El arco iris siempre me asombra, como si fuera la primera vez que lo veo. He imaginado por un momento la sorpresa de un neandhertal ante semejante visión inexplicable. El asombro que produce, tras horas de luz tenebrosa, encontrar esa luminosidad coloreada colgada del cielo.
Para un hombre del neolítico, pongamos, el ver un arco iris debía intrigarle, y tal vez preocuparle, durante días o semanas. Ahora casi ni nos fijamos.
Enseguida he pensado: es un espectro de luz porque los rayos del sol atraviesan pequeñas partículas de humedad, etcétera. Una explicación científica que ha acabado con cualquier especulación fantasiosa y admirativa.
Qué pena no llevar la cámara, me digo. Pero no se me ha ocurrido hacer algo aún mejor: detener el coche y acercarme hasta uno de los bancos que se asoman a la bahía para contemplar la maravilla. Supongo que cuando uno conduce un automovil es dificil dejarse llevar por fuerzas telúricas y contemplativas.
También he recordado, ya un poco fastidiado por perder esta visión, mi reciente lectura del Génesis, inducido por Cioran, de quien leo unas entrevistas estos días: “pongo mi arco en las nubes, para señal de mi pacto con la tierra, y cuando cubriere yo de nubes la tierra, aparecerá el arco”. (Gén. 9, 13-17) Para Noé fue un alivio.
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En Cine y política, uno de los blogs que visito con frecuencia, encuentro esta pequeña maravilla poética inspirada en la lluvia. Fue rodada en 1929 por Jorins Ivens.
Muy bonito lo de Joris Ivens, y tu post del arcoiris. Me recuerda a las visitas de los pájaros, que los antiguos interpretaban como augurios, y no me extraña. Es una sensación curiosa cuando una especie inhabitual de pájaro se posa en mi terracita urbana mientras trabajo.
ResponderEliminarGracias, Isabel. Esta tarde he estado mirando a tres o cuatro aguiluchos planeando altos y majestuosos en el cielo azul. ¡Qué espectáculo soberbio!
ResponderEliminarTengo una relación muy especial con el arcoiris, revuelve por dentro lo incomprensible.
ResponderEliminarUna delicia lo de Jorins Ivens
Hola Olvido.
ResponderEliminarEl arco iris debería ser como ir al cine: todos sentados y en silencio hasta que desaparezca de la pantalla.
:-)