jueves, 3 de abril de 2008

El vendedor de estilo


Los domingos, hacia las 3 de la madrugada, proyectan en la 2 un ciclo del director honkonés Wong Kar Wai. Por las escasas referencias que veo en la prensa deduzco que está pasando desapercibido. Como siento devoción por In the Mood for love tenía muchas ganas de ver el resto de su obra.

Como es natural estoy un poco decepcionado. Es lo normal cuando se conoce a un artista a través de su mejor trabajo. El resto de su producción sabe a poco.

Happy Together, la primera película que he visto, me ha interesado mucho. Está basada en un relato de Manuel Puig y trata sobre una pareja gay de Hong Kong que recala en Buenos Aires. La pareja mantiene una relación apasionada pero tormentosa. Más de la mitad de la obra está en blanco y negro.

La segunda, Angeles caídos, es una película bastante desquiciada. Hay muchos gritos y estridencia. Eso siempre me resulta algo cargante, pero como ejercicio de estilo es fascinante. Sólo que, a veces, los ejercicios de estilo debería durar veinte minutos.

El cine de Wong Kar Wai, como el de su maestro Antonioni, es puro estilo. En cualquier momento que cojamos una de sus películas sabemos que se trata de él: los tonos rojizos, los encuadres extravagantes, los interiores claustrofóbicos, los exteriores nocturnos, el interés por la comida, los cigarrillos, la música en primer plano. Y ese actor subyugante que es Tony Leung.

Decía Sinatra que él vendía estilo. Otro tanto podría decirse de Wong Kar Wai.

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Los suplementos culturales de los periódicos deberían ocuparse más de los cotilleos literarios. Los lees y parece que el mundillo de la cultura española es una balsa de aceite. Al parecer, nada más lejos de la realidad. En este artículo de José Luis García Martín se recoge el escaso aprecio que se tenían dos poetas: el recientemente fallecido Angel González y el muy laureado Antonio Gamoneda.

En un país tan cotilla como este por qué se nos hurtan estos detalles que son vox populi en las tertulias y mentideros literarios. ¿Acaso no estamos hablando de personajes públicos que un día sí y otro también opinan sobre lo divino, lo humano y, por descontado, lo político?

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Estas palabras de Cary Grant a su hija en el lecho de muerte: «Amadísima Jennifer, vive tu vida plenamente, sin egoísmo. Sé comedida, respeta el esfuerzo ajeno. Esfuérzate por lograr lo mejor y el buen gusto. Mantén el juicio puro y la conducta limpia. Da gracias por los rostros de las personas buenas y por el dulce amor que hay detrás de sus ojos... Por las flores que se mecen al viento... Un breve sueño y despertaré a la eternidad. Si no despierto como nosotros lo entendemos, entonces seguiré viviendo en ti, amadísima hija.»

En este artículo de Ignacio Ruiz Quintano, además de esta cita, encuentro esta otra: “Tan sólo el hombre inteligente y el estólido saben ser sedentarios. La mediocridad es inquieta y viaja.” ¿Será por eso que hoy se viaja tanto?