






Una mañana como para quedarte en casa, pero cuya belleza oscura e inquietante incita a salir.
La tierra emerge fantasmagórica entre la bruma. El aire del sur mantiene, pese a todo, una tibieza que va y viene entre rachas húmedas.
El mar es todo olas, espuma, viento y lluvia. Irritado brama amenazante como un reclamo para cazar hombres.
Pasan los deportistas al trote. Las gaviotas ocupan la orilla de la playa.
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Hoy se me hace muy difícil escribir sobre tus bellas imágenes y tus sugerentes comentarios. Pero te mando un saludo.
ResponderEliminarTe lo agradezco, Glo. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarMe gustan estos lugares, este entorno. He estado dos veces, creo, en mi vida, por aquí. Una de adolescente, bañándome en la playa de Hondarribia (entonces, como sabes, era Fuenterrabía).
ResponderEliminarOtro de adulto, con mi mujer, pasando unos días tranquilos, solos, alojándonos en el Parador. Estuvimos en San Juan de Luz y nos quedamos con las ganas de pasear por la playa de Hendaya. Tengo un muy bonito recuerdo de aquellos días. Pasar a Francia, para mí, las pocas veces que lo he hecho hasta ahora, siempre me ha provocado una sensación muy especial. No sé, deberé ser muy pueblerino. También sentí algo parecido cuando pasé la frontera de Portugal, hace un par de años, por carretera, desde Ciudad Rodrigo primero y el año pasado desde Tuy. Pero no es lo mismo. La frontera de Francia tiene algo especial. Quizás es el país al que entramos, que tiene significaciones distintas. Portugal también está bien. Francia y Portugal. El que no quiera ver la diferencia con España y con todo lo que entendemos por España, es que, lo siento, vive en otro planeta.
Estando en Francia, pasando por Hendaya pero por dentro, antes de cruzar el puente del Bidasoa, con la legendaria estación de ferrocarril que queda a la derecha, hay un monumento a los caídos en las Guerras Mundiales, primera creo, lo habrás visto mil veces. Es que es tan distinto a lo que tenemos por aquí. Es otra cosa. En tantos aspectos. Querer pensar que lo que hay a uno y otro lado de la frontera es una misma cosa resulta tan extravagante por tantas razones...
Abrazos
Jolines, Juan Luis... Vaya pedazo de regalo...
ResponderEliminarPedro,
ResponderEliminarvenir aquí y no pisar la playa...
bueno, hay tanto que ver.
un abrazo.
Mertxe,
ResponderEliminarun día de suerte pasado por agua.
Un beso