jueves, 5 de noviembre de 2009

Las Montañas de Fuego

Demostración de actividad volcánica en el centro de recepción

El parque nacional de Timanfaya, al suroeste de Lanzarote, está constituído por las Montañas de Fuego. El centro de acogida y el restaurante ideados fueron ideados por el artista lanzaroteño César Manrique. La visita al parque, de unos tres cuartos de hora, se realiza en autobús. El vehículo recorre unos diez o doce kilómetros, por una estrecha carretera llena de curvas que transcurre al borde de precipicios. El paisaje sobrecoge.

Al fondo, el mar



La lava volcánica, que lleva aquí casi tres siglos, presta al paisaje un color negro y un dramatismo que acongoja. Estamos en el epicentro de la región volcánica. Pese a ello hay vida. A izquierda y derecha aparecen los cráteres. La vegetación se reduce a algunos líquenes. La vida animal se limita a algunos insectos, algunas aves. Las rocas adquieren formas escultóricas. Todo es de una belleza desolada.

El espacio ideado por Manrique, a la izquierda




La espectacular erupción, acaecida en Lanzarote en el siglo XVIII, ha sido una de las más importantes de cuantas se han registrado en el vulcanismo mundial en tiempos históricos, no sólo por la enorme cantidad de materiales arrojados sino también por su larga duración, pues comenzó en Septiembre de 1730 y acabó en Abril de 1736.


El Mar de la Tranquilidad

Uno de los cráteres principales



Lanzarote -846 kilómetros cuadrados de superficie- es una isla volcánica. Buena parte de su superficie está ocupada, desde hace tres siglos, por campos de lava. Más de cien conos montañosos, provistos de cráteres en muchos casos, confieren al paisaje una personalidad acusadísima.




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