Ayer me quedé estupefacto escuchando la información que la cadena Cope ofreció en el informativo de las 8 de la tarde, sobre el fallecimiento de Miguel Delibes. Con anterioridad había sintonizado Punto Radio pero la apertura del noticiario, que daba cuenta de las colas que se habían formado en el Ayuntamiento de Valladolid ante la capilla ardiente del escritor, me resultó disuasoria y moví el dial. La Cope, por su parte, centró la información en el hecho de que Delibes –escritor premiado donde los haya- no hubiera recibido el Premio Nobel de Literatura. Dos intelectuales afirmaron que al finado le traía sin cuidado la no concesión de este premio, pero el conductor del programa insistía en la supuesta injusticia que constituía esta clamorosa ausencia en el palmarés del escritor. Concluyó con una frase heroica: “Bueno, ellos se lo pierden”. Así pues, la categoría de un escritor se mide por el número y la calidad de los premios que ha recibido, de la misma forma que el renombre de un club de fútbol está en función de las ligas, copas y trofeos que adornan las vitrinas de la sala noble del equipo.
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Incluso creo que alguna gente esté más emocionada por la muerte de una figura conocida (cantante, futbolista u otra estrella) que de una persona cercana. No sé, es sola una impresión.
ResponderEliminarNo sé cómo estarán los asuntos culturales en Holanda, Giovanni, pero en España, a juzgar por lo que puede verse estos días en los medios de comunicación, no parece sino que hasta los párvulos han leído fervorosamente a Delibes. Con decirte que ha habido uno que le ha llamado "el nobel del pueblo"...
ResponderEliminarEn un artículo sobre Mguel Delibes en mi diario se dice que él fue el último gran escritor de la generación que poco después de la guerra civil empezó a escribir. 'Cinco horas con Mario' es considerado su obra maestro, dice. El título del artículo es 'El humanismo como arma' y dice que él rechazó enérgicamente cualquier forma de fanatismo.
ResponderEliminarQue Delibes ha sido un gran escritor no puede discutirse. De que haya sido el mejor tras la guerra ya tengo mis dudas, sobre todo después de haber leído al gran y tantos años oculto Ramiro Pinilla.
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