lunes, 29 de marzo de 2010

Lo del cambio de la hora

La vaina esta del cambio de hora es una muestra más de la absoluta falta de respeto de los Estados hacia sus ciudadanos.
Con el inconsistente argumento del ahorro energético, los mandamases se permiten alterar los ritmos de vida de la gente. Consideran que tienen derecho a decidir sobre la hora en la que sale o se pone el sol.
El caso es crispar a la población y obligarla a danzar al son que ellos marcan. El caso es tenernos siempre incómodos y amedrentados -cuando no es una cosa es otra-, para así manejarnos mejor y afianzar su poder.
Si quieren ahorrar energía tienen mil formas de hacerlo sin molestar. Por ejemplo, haciendo respetar las limitaciones de velocidad en las carreteras, racionalizando los horarios laborales vigentes en el país o impidiendo que los partidos de fútbol comiencen a las 9 o las 10 de la noche, amén de evitar gastarse el dinero de nuestros impuestos en sus campañas propagandísticas y publicitarias, en su batallón de coches oficiales, en sus fastos grandilocuentes o en subvencionar entidades financieras de dudosa moralidad.

La historia de una tomadura de pelo