La niebla. La ceguera. El paisaje desaparece. Y con él el mundo. ¿Hay algo detrás? Terminaríamos por dudarlo si la niebla se prolongara en el tiempo.
Viene, se desliza, lo anega todo e inicia una retirada tranquila. La protectora certeza del sol que ha dejado atrás la noche oscura y presta un gris opaco a la mañana. Poco a poco se impone, como un gran foco alógeno. ¿Y si esto durara, si fueran días y semanas, meses? Haríamos del sol nuestro Dios escondido.
Cuando desaparece irrumpe todo de nuevo como una imagen hiperrealista. Los ojos parpadean deslumbrados, enojados por ver interrumpido su descanso.
Bahía de Chingudi, 29.11.2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario