Europa va a dejar que nos cozamos en nuestra propia salsa y el plato se va a cocinar despacio para que no se queme y luego resulte incomible. Eso es exactamente lo que van a hacer los poderes financieros europeos a quienes debemos tanto dinero.
Mientras tanto asistiremos al espectáculo del gobierno español encomendándose a la virgen de Fátima, o de Lourdes, para que el BCE se apiade de nosotros, le de a la máquina del dinero y nos compre lo que no quiere comprarnos nadie.
Un día será la vicepresidenta, otro uno de los ministros importantes y, cuando la ebullición sea muy alta intervendrá el mismísimo presidente del Gobierno.
Entre tanto el Consejo de Ministros continuará con sus reuniones semanales, igual que el Parlamento en cuanto pasen las preceptivas vacaciones de verano, y procederán a efectuar los retoques necesarios para que todo siga igual pero parezca que todo está siendo alterado por un huracán reformista.
En otras palabras: un paripé. Mientras se cuecen los caracoles. Al pil-pil que se dice por aquí.
Una pausa publicitaria
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