jueves, 6 de septiembre de 2012

Delicias de setiembre

Concluye el peor mes del año, agosto, y empieza el mejor, setiembre. Aquí, en Hendaya, la temporada turística acaba el 31 de agosto. El 1 de setiembre empiezan a retirar el espectacular e incordiante tinglado de chiringuitos, casetas, toldos, clubes de playa, piscinas portátiles, redes de voleibol que montan cada año en la playa. El día 2 casi no queda rastro de todo ello.

La playa, con una discreta concurrencia, vuelve a ser una delicia. Los baños de mar, con el agua a 22 grados, son un regalo de los dioses. Estos días tenemos mareas tranquilas, tan tranquilas que los surferos se han esfumado. En breve tendremos las mareas más vivas del año. Los surferos regresarán ansiosos. Algunos, que no somos surferos, disfrutaremos en ambos casos.

Mucha gente baja a la arena con sus sillas plegables y leen mientras toman el apacible sol de otoño. Ayer por la tarde todo el mundo a mi alrededor leía algún libro. Eran franceses. Ignoro qué libros leen pero la lectura les mantiene concentrados y silenciosos. Yo antes creía que lo importante de la lectura era leer buenos libros. Ahora creo que lo importante es leer. El primer valor de la lectura es mantener a la gente concentrada y silenciosa. Sólo por eso ya valdría la pena fomentar esta actividad entre los siempre bulliciosos y dispersos españoles.

Tumbado boca arriba contemplo el cielo azul apenas surcado por una pincelada nubosa blanca, estrecha y elegante. Después del baño leo Juegos africanos de Jünger que he encontrado escondido en mi biblioteca. Es uno de esos libros que te hacen amar a un escritor por encima de cualquier consideración extraliteraria.


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