sábado, 8 de marzo de 2014

Juego y distracción, de James Salter



Juego y distracción, la tercera novela de James Salter, fue escrita en la década de los setenta. No llega a las doscientas páginas y trata sobre la historia pasional entre un joven playboy norteamericano y una joven francesa de provincias. La técnica narrativa es muy elíptica, como es habitual en Salter. El narrador es otro americano que pasa una temporada en Francia y que nos cuenta la relación de la fogosa pareja como la contaría un voyeur que permaneciese escondido detrás de las cortinas.

El narrador pasa algunos días en París, donde nos muestra a gente de la alta sociedad, pijos pero cultivados, y luego se va a un pueblo a inspirarse pues al parecer es escritor. En el pueblo aparece el joven seductor, también del sector pijo, que está de paso. Allí conoce a la joven francesa. Esta, descrita como una mujer exuberante, despierta la pasión del joven y también, aunque platónicamente, la del narrador.

La pareja se dedica a viajar, a follar, a pasear y a visitar tiendas. El joven seductor le da sablazos a su padre y a todo el que tiene a mano para mantener su tren de vida y ella, que es una currante, se deja invitar. Ella está enamorada y él también aunque menos porque los playboys no tienen costumbre de quedarse prendados demasiado tiempo. Lo que está claro es que los asuntos sexuales les van bien lo que en una relación de este tipo resulta imprescindible.

La pasión amorosa, al menos para los que cojeamos por el lado del romanticismo, es un tema muy agradecido y debo decir que Salter la describe a la perfección, como sólo puede hacerlo aquel que sabe de lo que habla.

Salter aprovecha para cincelar su prosa y esto, salvada la traducción (asunto siempre complicado) es lo que a mí más me gusta de este autor que acaba de cumplir 88 años, muy bien llevados por cierto. A veces se pasa con las comparaciones y con las metáforas, lo que le deja a uno perplejo, pero el laconismo de su prosa y sus pinceladas líricas a mí me tienen prendado. Otras veces se pasa también con las elípsis, y entonces se pierde uno y tiene que volver atrás, pero es lo que tienen los lacónicos, que apenas hacen concesiones.


James Salter además de ser un hombre atractivo y seductor ha sido también un hombre de acción: piloto de cazas de combate, viajero, guinista de cine, escritor. No ha publicado demasiado, lo que evita el tener que leer pestiños con su firma, algo que uno siempre agradece. Tengo a James Salter por un romántico y, como he dicho, por ahí me gana.

En esta entrevista se anuncia la publicación en España de su última obra. Tarde o temprano, y pese a que siempre estoy renegando de las novelas y de la ficción, la leeré. Lacónico y romántico, qué más se puede pedir.