Publicado
en 1952 es una de las obras de aforismos más conocidas
del escritor Emil
Cioran. Hago aquí una antología de urgencia.
La historia de las ideas es la historia del
rencor de los solitarios.
Las fuentes de inspiración de un escritor son
sus vergüenzas; quien
no las descubra en sí mismo o las eluda, está condenado al plagio o
a la crítica.
no las descubra en sí mismo o las eluda, está condenado al plagio o
a la crítica.
La salvación sólo es posible mediante la imitación del silencio.
Pero nuestra locuacidad es prenatal. Raza de charlatanes, de
espermatozoides verbosos, estamos químicamente ligados a la
palabra.
Pero nuestra locuacidad es prenatal. Raza de charlatanes, de
espermatozoides verbosos, estamos químicamente ligados a la
palabra.
Admiraría sin límites a Omar Jayyam, sus
tristezas sin réplica, si
no hubiera conservado una última ilusión: por desgracia creía aún
en el vino.
no hubiera conservado una última ilusión: por desgracia creía aún
en el vino.
En los tormentos del intelecto hay una decencia
que difícilmente
encontraríamos en los del corazón.
encontraríamos en los del corazón.
El escepticismo es la elegancia de la ansiedad.
Petulante, me hundí en lo Absoluto; emergí
troglodita.
El error de la filosofía consiste en ser
demasiado soportable.
¿Cómo se puede ser filósofo? ¿Cómo se puede
tener el descaro de
tratar del tiempo, de la belleza, de Dios y de todo lo demás? El
Espíritu se infla y brinca sin vergüenza. Metafísica, poesía –
impertinencias de piojo…
tratar del tiempo, de la belleza, de Dios y de todo lo demás? El
Espíritu se infla y brinca sin vergüenza. Metafísica, poesía –
impertinencias de piojo…
En un mundo sin melancolía los ruiseñores se
pondrían a eructar.
¿Alguien emplea todo el tiempo la palabra
“vida”? Sabed que es
un enfermo.
un enfermo.
Aburrirse es mascar tiempo.
Ningún equilibrio político es posible sin
nulidades de primera
calidad. ¿Quién provoca las catástrofes? Los maniáticos de la
agitación, los impotentes, los insomnes, los artistas fracasados que
han llevado corona, sable o uniforme y, más aún que todos ellos,
los optimistas, aquellos que esperan a costa de los demás.
calidad. ¿Quién provoca las catástrofes? Los maniáticos de la
agitación, los impotentes, los insomnes, los artistas fracasados que
han llevado corona, sable o uniforme y, más aún que todos ellos,
los optimistas, aquellos que esperan a costa de los demás.
Nadie puede conservar su soledad si no sabe
hacerse odioso.
Envejeciendo aprendemos a convertir nuestros terrores en
sarcasmos.
Sólo se descubre un sabor a los días cuando se escapa a la
obligación de poseer un destino.
Refutación del suicidio: ¿no es inelegante abandonar un mundo
que tan gustosamente se ha puesto al servicio de nuestra tristeza?
Si creyese en Dios mi fatuidad no tendría límites: me pasearía
desnudo por las calles.
El secreto de un ser coincide con el sufrimiento que espera.
El escepticismo es el excitante de las civilizaciones jóvenes y el
pudor de las viejas.
Cuando la plebe adopta un mito, contemos con una masacre o,
peor aún, con una nueva religión.
Quien no haya visto un burdel a las cinco de la mañana no puede
imaginar hacia qué hastíos se encamina nuestro planeta.
Debemos reconsiderarlo todo, hasta los sollozos.
Todos nos confinamos en nuestro miedo –nuestra torre de marfil.
Un espermatozoide es un bandido en estado puro.
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