ESTAMOS SOLOS en el comedor del restaurante. Llegan dos parejas y un hombre con una
silla de ruedas. Pasan a nuestro lado y no saludan, ni nos miran. Saludo yo y,
a regañadientes me devuelve el saludo una de las mujeres.
Tienen pinta de clase
media alta. Me revuelve las tripas esa altivez, esa mala educación, esa falta
de cortesía por parte de gente que, según parece, tienen algún mando en plaza.
Si a nosotros nos tratan así, que al fin y al cabo compartimos un buen restaurante,
qué no harán con los subordinados y la gente que tengan a su servicio.
La situación me recuerda al señoritismo andaluz. Pero la
gente tiene buena memoria para estos desplantes, estas altiveces, este engreimiento.
Y, en cuanto puedan, se lo harán pagar. En este país tenemos unas tragaderas
increíbles, pero, cuando vienen mal dadas, somos implacables. Y tengo la
sensación de que no van a tardar mucho en venir tiempos agrestes para toda esta
gentezuela del tres al cuarto.
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El restaurante Os Remos -buena calidad y atención- ocupa el edificio de un antiguo convento en el puerto de La Guardia
LE CEDO el paso, sin ninguna obligación de hacerlo, por mera cortesía, y la muy palurda ni me mira. Al día siguiente, lo mismo, en versión masculina.
EN UNA TERRAZA de la plaza de la Constitución, en Vigo, un colgado va de mesa en mesa
mendigando. Lleva una camiseta de la selección de fútbol de Chile. Me pregunto cuántas semanas hace que
la lleva puesta y si le habrá resultado rentable para su negocio la exhibición
de antiespañolismo.
MIENTRAS ESPERO a la familia
sentado frente al MARCO, en Vigo, se aproxima un hombre bajito y atildado. Muy
cortésmente el hombre me ofrece un impreso publicitario relacionado con una
nueva televisión. Lo miro por encima y luego hago un ademán de devolvérselo:
“Lo siento, no me interesa la televisión”. El hombre insiste: “Usted mírelo y
luego elija.” Se despide con un “que sea usted feliz” y me deja intrigado. Se
trata de alfa tv. Puede sintonizarse
en TDT y en www.alfatelevision.org. Según el folleto alfa tv se ocupa de salud, familia y espiritualidad. “Hola a Jesús
y adiós a los dogmas”, dicen.