¿Quién dijo esa gran mentira de que en España la
gente no se moviliza? Ocurre que tan sólo lo hace por el fútbol. Porque el
fútbol se ha convertido en la nueva religión de los españoles, con permiso del
consumo y del nacionalismo. No es que sea algo nuevo, pero el deporte rey hace
tiempo que puede considerarse entronizado en el Olimpo ibérico.
Como toda religión que se precie tiene un
aspecto sacrificial. La muerte está presente de una u otra forma. “No nos
matareis, ” gritaban los tres mil aficionados que han desfilado por las calles
de Santander para protestar contra la posibilidad de que su club de fútbol no
pueda participar en la Segunda División de la Liga debido a sus problemas
económicos y su deuda con Hacienda.
Hoy día apenas otra cosa que el fútbol consigue
sacar a la gente de sus casas y hacerla procesionar por las calles. Flexibilidad
y justicia pedían los manifestantes. Dos utopías. Porque pedirle flexibilidad a
la Hacienda es pura utopía y la justicia, ya se sabe, sólo es una manida
palabra que se pone y se quita con una ligereza etérea.
Los aficionados ya han cumplido con la liturgia.
Ahora sólo cabe esperar la decisión del altísimo.
PD. También en Murcia, y por las mismas razones,
un millar de aficionados han procesionado por las calles.