Carol, que ha pasado sin pena ni gloria por los
Oscar, es una bonita película, agradable, bien llevada, de una amenidad
placentera, muy cuidada, con apenas algún momento estridente. Carol suena bien,
los diálogos tienen interés, la música también es agradable, discreta,
refinada. Las dos intérpretes de Carol son excelentes. Cate Blanchet es una de
mis actrices preferidas, siempre es un placer contemplarla, y el trabajo de la
joven Roony Mara, que desconocía, no merece sino elogios.
Sin embargo, en contra de lo manifestado por buena
parte de la crítica, Carol no es una obra maestra, y, en mi opinión, dista
bastante de serlo. Ocurre que ahora se le pone la etiqueta de obra maestra a
cualquier cosa. Ya no hay pudor en soltar elogios.
Dicho todo esto, dejado claro que, en cualquier caso,
Carol es una película que merece verse (en comparación a todo lo demás que sale
al mercado, y que yo desconozco y que voy a seguir desconociendo por el
momento, a la espera de que el tiempo decante las cosas), merece verse, digo, pero
que tiene algo impostado. Es una bella construcción pero le falta alma, o dicho
de otra forma, no emociona en exceso, al menos a mí. Salgo del cine y me pongo
tranquilamente a pensar en otra cosa. Carol no es de esas películas que se te
queda incrustada durante horas, días, semanas.
Creo que los problemas de la gente de clase alta no
me impresionan, no termino de creérmelos, me dejan indiferente. Eso es lo que
me pasa con el personaje de la Blanchet. Para colmo me he pasado media película
cuestionando su belleza (no sé si por culpa del abrigo de piel que lleva). Sólo
al final, en las últimas secuencias, la vuelvo a apreciar en todo su esplendor.
Me alcanza mucho más lo que vive la joven protagonista, empleada de unos
grandes almacenes. Es un personaje más sensible y entrañable.
Luego hay una curiosa dicotomía entre las mujeres
protagonistas y sus respectivas parejas. El marido de la Blanchet es, sin
ambages, un neandertal, y el novio de la otra es muy del montón. Este ya es un
planteamiento que me chirría un poco. Lo veo demasiado fácil y efectista.
Hay otro tema que podría tener mucho interés pero que
está desaprovechado en esta película. Es la diferencia de edad entre las
amantes. La relación entre una mujer madura y otra joven debería dar mucho
juego y de hecho lo ha dado en muchas otras obras de corte más clásico. Sin
embargo aquí, no sólo el tema se elude, sino que está invertido: la mujer joven
aparenta mucha más madurez que la de más edad. Me resulta ligeramente
desconcertante.
Por lo demás, como he indicado, una bonita película
digna de verse. Ocurre que si no medimos los elogios corremos el riesgo de vulgarizarlo
todo en detrimento de las obras (pocas) que sí son maestras.