jueves, 26 de mayo de 2016

La derecha española



Cuando desde la cima de mi larga y triste experiencia contemplo la actual desolación de la ciudadanía española, me parece que el mayor mal de España es la incapacidad congénita, incurable, de sus denominadas clases “directoras” y “conservadoras”, de la burguesía en bloque, para regentar la res pública (…)

Un país no puede ser dirigido políticamente sin una minoría que lo lidere (…)

Las clases españolas que deberían ser directoras, pero que en realidad no dirigen nada, en el fondo son de una pasividad y de un escepticismo increíbles. Todo lo que sobrepasa el hogar o el negocio personal se convierte en algo sospechoso para ellas.

(…)

Sólo había dos hombres nuevos que podrían haber sido los políticos encargados de consolidarla [a la República]: uno de centro-izquierda, Azaña, y otro de centro-derecha, Gil-Robles. Si la burguesía española, con todo lo que arrastra de menestralía y pueblo acomodado, hubiera apoyado decididamente a estos dos líderes, a cuyo alrededor se apiñaron espontáneamente la izquierda y la derecha, el régimen habría podido consolidarse y distribuirse en dos grandes formaciones gubernamentales, como en la también crítica época de Cánovas y Sagasta, y nos habrían ahorrado así la espeluznante Guerra Civil y el callejón sin salida en el que ahora estamos.


Gaziel, Meditaciones en el desierto (1.946-1.953)