lunes, 29 de agosto de 2016

La bastida de Sajazarra y el espectacular mirador de Cellorigo

 El castillo-palacio de Sajazarra

Mucho calor la tarde de agosto que visitamos Sajazarra. A juzgar por las voces de los niños que juegan a la entrada, a la fresca del río Mardancho, durante el verano la población supera los 125 habitantes que constan en el censo. Parece que esto es lo habitual en la mayoría de las localidades de la comarca.

Sajazarra es una de las más bellas bastidas o pueblos fortificados riojanos. Situada en un cerro, abrazada por el río y, antiguamente, por una cerca amurallada, cuenta con su castillo, los restos de murallas, la puerta, la iglesia y las casas nobles, además de la ermita.
Es probable que el nombre (Saja la Vieja, según el topónimo vasco) indique que hubo un núcleo mayor, antes de la Reconquista, en época romana.

La plaza Mayor
El coche se queda en la plaza de abajo y vamos ascendiendo. Enseguida se accede a la plaza Mayor, abierta y de trazado irregular, presidida por una gran cruz y por la fachada de la casa de los Ruiz de Loizaga, caserón barroco del XVIII, con su reloj de sol y su escudo.
Subimos un poquito más, evitando la tentación de sentarnos a la sombra en una terraza, y alcanzamos la iglesia de Santa María de la Asunción. El edificio original es románico, pero a lo largo de seis siglos se le han ido adosando elementos de diferentes estilos. El templo está adosado, por el norte, a la muralla.
Aquí aparece la única puerta de entrada que queda en pie, de las cuatro que hubo. Es gótica y se le denomina El Arco.
La iglesia parroquial

El edificio más llamativo es el castillo-palacio, hoy de propiedad privada y en buen estado de conservación. Fue construido en el siglo XV, al transformarse la villa en el Señorío de los Velasco. Su configuración es parecida al castillo de la vecina Cuzcurrita del Río Tirón, con un recinto exterior rectangular. En el centro se levanta la torre del homenaje.
Para aliviarse del calor es aconsejable un paseo tranquilo por los sombreados y bien cuidados jardines situados detrás del castillo a la vera del río.

  Foto Pigmentoazul. La galería de fotos, en especial de pueblos riojanos, que puede verse pinchando en el enlace es espectacular.

Carretera adelante en dirección a la montaña se llega a Cellorigo, un nido de águilas.
La localidad, al pie de la Peña Luenga, que forma parte de los Montes Obarenses, se levanta sobre una fuerte pendiente.

A mediados del XIX tenía 258 habitantes; en 2010, 13. El lugar, estratégicamente situado en el paso entre Miranda de Ebro y Haro, ha sido muy codiciado, en especial su castillo, que permitía la vigilancia de grandes espacios, tanto hacia el norte como hacia el sur. De esta edificación ya no hay restos, pero se sabe que cambió de propietario con frecuencia.

Panorama desde el Púlpito de La Rioja

El mirador, al que llaman El púlpito de La Rioja, permite contemplar una panorámica espectacular del valle que conforman los río Oja y el Tirón, es decir, la Rioja Alta. Pueblos diseminados y sus campos ocres y verdes. Al fondo, casi difuminada por la calima, la línea montañosa de la Sierra de la Demanda.